Todos los católicos, llamados sin excepción a ser discípulos y misioneros del Señor en un solo cuerpo que es la Iglesia, además de los 10 mandamientos, tenemos que cumplir con los mandamientos de la Iglesia, que son cinco y que muchas veces por ignorancia o por otros motivos, se hacen con facilidad a un lado. Los mandamientos de la Iglesia nos recuerdan qué es lo mínimo que un católico debe de cumplir para el bien de su alma y para vivir su compromiso bautismal en comunidad.
Estos cinco mandamientos, se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas, promulgadas por la autoridad de la misma Iglesia, tiene por fin garantizar a los fieles lo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo en la comunidad eclesial. Los mandamientos de la Iglesia son:
1. Participar plena, consciente y activamente en misa entera los domingos y fiestas de precepto.
Este mandamiento exige a los fieles participar en la celebración eucarística, en la que se reúne la comunidad cristiana, el día en que conmemora la Resurrección del Señor, y en aquellas principales fiestas litúrgicas que conmemoran los misterios del Señor, la Virgen María y los santos.
2. Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar.
Este mandamiento recuerda a los católicos la necesidad de tener una debida preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo.
3. Comulgar por Pascua de Resurrección.
Este mandamiento garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en relación con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana.
4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia.
Con este mandamiento, la Iglesia marca los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas; el ayuno y la abstinencia contribuyen a hacernos adquirir el dominio sobre nuestros instintos y la libertad del corazón.
5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
Este mandamiento señala la obligación de ayudar, cada uno según su capacidad, a subvenir a las necesidades materiales de la Iglesia en la entrega del diezmo y demás ofrendas que se solicitan para diversas causas relacionadas con la evangelización.
Alfredo Delgado, M.C.I.U.
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