PRIMER DÍA 29 DE NOVIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL PRIMER DÍA:
Lectura bíblica (Gn. 3, 9 - 15).
Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?", Este contestó: "Te oí caminar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo: por eso me escondí". Dios le replicó: "¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? Acaso comiste del árbol del que te prohibí comer?" Dijo el hombre: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí". Dios le dijo entonces a la mujer: "Por qué lo hiciste?". Contestó la mujer: "La serpiente me engañó y comí". Entonces Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, serás maldita entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Caminarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él aplastará tu cabeza, mientras tu le atacarás el talón". PALABRA DE DIOS
ORACIÓN DEL DÍA:
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción, y a nosotros nos libraste de él por medio de tu santo bautismo, te rogamos humildemente nos concedas la gracia de comportarnos siempre como buenos cristianos. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Sin poner resistencias y acompañado de María Madre del Amor Hermoso, me dejaré encontrar por Cristo, para que Él derrame sobre mí y sobre quienes tengan alguna relación conmigo, su misericordia.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
SEGUNDO DÍA 30 DE NOVIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL SEGUNDO DÍA:
Lectura bíblica (Est. 15, 4-7.12-13. 9.10,5,3.7.3-4).
Al terminar la oración, Ester se vistió con todo lujo. Luego, invocando al Dios y salvador que vela sobre todos, marchó con el rostro alegre, pero con el corazón angustiado. Atravesó todas las puertas, hasta quedar de pie ante el rey. Este levantó la cabeza y miró a Ester. La reina palideció, se apoyó en el hombro de una doncella y se desmayó. El rey entonces se inquietó; saltó de su trono y tomó a Ester en sus brazos preguntándole: "¿Qué te pasa, reina Ester? Pídeme lo que sea y te daré hasta la mitad de mi reino". La reina Ester respondió: "Si he encontrado gracia a tus Ojos, perdóname mi vida y la de mi pueblo. Eso es lo que quiero y lo que te pido". El rey extendió hacia Ester el cetro de oro y ella se levantó y quedó en pie ante el rey. PALABRA DE DIOS.
ORACIÓN DEL DÍA:
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado mortal y a nosotros nos das gracia para evitarlo, y el sacramento de la confesión para remediarlo, te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes por medio de una buena confesión. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Mis actitudes cristianas de misericordia serán guía, bajo el cuidado materno de María auxilio de los cristianos, para quienes se han alejado del amor de Dios y buscan el perdón de Dios.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor, quédate a nuestro lado Madre nuestra. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
TERCER DÍA 1 DE DICIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL TERCER DÍA:
Lectura bíblica (Lc. 1,26-38).
Dios envió al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la familia de David: el nombre de la Virgen era María. El ángel le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Ella se turbó y pensaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir en tu seno y vas a dar a luz un hijo al que pondrás el nombre de Jesús. El será grande y con razón lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su antepasado. Reinará sobre la casa de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin”. María entonces dijo al ángel: “¿Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre”? Contestó el ángel: “El Espíritu Santo descenderá sobre Ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso tu Hijo será santo y con razón lo llamarán hijo de Dios”. María dijo entonces: “He aquí la sierva del Señor. Hágase en Mi, según tu palabra”. PALABRA DEL SEÑOR.
ORACIÓN DEL DÍA:
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas para ser dignos de ti, te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y la de procurar y obtener cada día más pureza y delicadeza de conciencia contando siempre con nuestro ángel de la guarda. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Evitando todo pecado, con María, la llena de gracia, alcanzaré yo también la gracia, para saber reconocer y reaccionar positivamente a toda mediación que me lleve al encuentro de la misericordia divina.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
CUARTO DÍA 2 DE DICIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL CUARTO DÍA:
Lectura Bíblica (Lc. 1,46-55).
María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su sierva. Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi; su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace maravillas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre". PALABRA DEL SEÑOR.
ORACIÓN DEL DÍA:
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, te rogamos humildemente, por intercesión de María, nos concedas la gracia de ir dominando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna. Amén.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como libraste a María de la inclinación al pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, te rogamos humildemente, por intercesión de María, nos concedas la gracia de ir dominando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que te podamos servir, con verdadera libertad de espíritu, sin imperfección ninguna. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Seré más consciente del valor del sacramento de la reconciliación y con María, refugio de los pecadores, lo veré siempre como la llave de ingreso para que Dios derrame en mi corazón su misericordia.
Seré más consciente del valor del sacramento de la reconciliación y con María, refugio de los pecadores, lo veré siempre como la llave de ingreso para que Dios derrame en mi corazón su misericordia.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
QUINTO DÍA 3 DE DICIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL QUINTO DÍA:
Lectura bíblica (Jn. 2, 1-11).
Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la Madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. El vino faltó y le dijo a Jesús su Madre: “No tienen Vino”. Jesús le contestó: “Mujer, ¿Cómo se te ocurre? Todavía no ha llegado mi hora”. Su Madre, sin embargo, dijo a los servidores: “Hagan lo que Él les diga”. Jesús les dijo: “llenen las tinajas de agua”. Los sirvientes las llenaron hasta el borde. Entonces Jesús les dijo: “Saquen ahora y llévenle al mayordomo para que lo pruebe”. Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino y como él no sabia de donde era, llamó al novio y le dijo: “Todos sirven primero el vino bueno y después el peor, pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora”. Así Jesús comenzó sus signos y manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en Él. PALABRA DEL SEÑOR.
ORACIÓN DEL DÍA:
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre , nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión. Amén.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como desde el primer instante de su Concepción, diste a María más gracia que a todos los santos y ángeles del cielo, te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre , nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que tú nos adquiriste con tu sangre, y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus Santos Sacramentos, especialmente el de la Comunión. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Con mi testimonio, y con la protección de María Reina de las misiones, acercaré muchas almas a la misericordia de Dios, especialmente a quienes se han alejado de Dios o han dudado de su misericordia.
Con mi testimonio, y con la protección de María Reina de las misiones, acercaré muchas almas a la misericordia de Dios, especialmente a quienes se han alejado de Dios o han dudado de su misericordia.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
SEXTO DÍA 4 DE DICIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL SEXTO DÍA:
Lectura bíblica (Ef. 1, 3-12).
Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que por Él nos ha bendecido desde el cielo con toda bendición del Espíritu. Porque nos ha elegido en Cristo antes de la creación del mundo para ser santos e inmaculados en su presencia por el amor; destinándonos ya entonces a ser adoptados por hijos suyos por medio de Jesucristo, conforme a su querer y a su designio. a ser un himno a su gloriosa generosidad. A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, para ser nosotros alabanza de su gloria. PALABRA DE DIOS.
ORACIÓN DEL DÍA:
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra tarea de discípulos misioneros. Amén.
Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como, desde el primer momento, infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra tarea de discípulos misioneros. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Con María Madre de Dios y Madre nuestra, gozaré inmensamente cuando participe en la celebración de la Santa Misa como fuente de la Misericordia y la ofreceré por la conversión de todos los pecadores.
Con María Madre de Dios y Madre nuestra, gozaré inmensamente cuando participe en la celebración de la Santa Misa como fuente de la Misericordia y la ofreceré por la conversión de todos los pecadores.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
SÉPTIMO DÍA 5 DE DICIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL SÉPTIMO DÍA:
Lectura bíblica (Lc. 11,27-28).
Sucedió, pues, que mientras Jesús hablaba a la muchedumbre, una mujer de entre la gente le dijo gritando: “Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron”. Jesús repuso: “Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica”. PALABRA DEL SEÑOR.
ORACIÓN DEL DÍA: Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza por la cual es llamada «Virgen de las vírgenes», así te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección para ser puros de corazón. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Me alegraré con María causa de nuestra alegría, porque la misericordia es un don que ofrece a todos y les regalaré una sonrisa a quienes me rodean.
Me alegraré con María causa de nuestra alegría, porque la misericordia es un don que ofrece a todos y les regalaré una sonrisa a quienes me rodean.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
OCTAVO DÍA 6 DE DICIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL OCTAVO DÍA:
Lectura bíblica (Ap. 12,1-6.10.17).
Apareció una señal portentosa en el cielo: Una mujer vestida del sol, la luna por pedestal y coronada con doce estrellas. Estaba en cinta y gritaba porque iba a dar a luz. Apareció otro portento en el cielo: un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo la tercera parte de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse al niño en cuanto naciera. La mujer dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. El niño fue arrebatado y lo llevaron junto al trono de Dios. Mientras tanto, la mujer escapaba al desierto. Se oyó una gran voz: “Ya llega la victoria, el poder y el reino de nuestro Dios y el mando de su Mesías”. Despechado el dragón por causa de la mujer, se marcho a hacer la guerra al resto de su descendencia, a los que guardan los mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de Jesús. PALABRA DE DIOS.
ORACIÓN DEL DÍA: Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como diste a María la gracia de la caridad y el amor de Dios sobre todas las cosas, te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre , nos concedas un amor sincero hacia ti, nuestro Padre, actuando siempre con rectitud de intención y que antes prefiramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Aprovecharé la misericordia de Dios, rogando a María Trono de la Sabiduría, que me mantenga alerta para recibir este don que siempre está tocando a la puerta de mi corazón.
Aprovecharé la misericordia de Dios, rogando a María Trono de la Sabiduría, que me mantenga alerta para recibir este don que siempre está tocando a la puerta de mi corazón.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
NOVENO DÍA 7 DE DICIEMBRE.
ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Dios te salve, María, elegida por Madre de Dios y preservada por ello de toda mancha desde el primer instante de tu Concepción, venimos confiados y suplicantes en esta novena, para rogarte, a la vez que nos preparamos al inicio del Año Jubilar de la Misericordia, que nos concedas la gracia de ser verdaderos hijos tuyos y de tu Hijo Jesucristo, libres de toda mancha de pecado para vivir, en la pureza de corazón y en la rectitud de intención, nuestra condición de discípulos misioneros. Amén.
LECTURA BÍBLICA DEL NOVENO DÍA:
Lectura bíblica (Eclo. 24, 5-6.14.24.30-31).
Yo salí de la boca del Altísimo, engendrada primero que existiese ninguna criatura. Yo hice nacer en los cielos la luz indeficiente y como nube cubrí toda la tierra. Desde el principio y antes de los siglos fui creada y no dejaré de existir en todos los siglos venideros. Yo soy la Madre del amor hermoso y del temor y de la ciencia y de la santa esperanza. En mi está toda la gracia para conocer el camino de la verdad; en mi toda esperanza de vida y de virtud. Vengan a mi todos los que me desean y sáciense de mis frutos. El que me escucha, jamás tendrá que avergonzarse; aquellos que se guían por mi, no pecarán. los que me dan a conocer tendrán la vida eterna. PALABRA DE DIOS.
ORACIÓN DEL DÍA: Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y Redentor nuestro: así como has concedido a la Inmaculada la gracia de ir al cielo y de ser colocada en el primer lugar después de Ti, te suplicamos humildemente, por intercesión de María, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos y que al morir sin mancha ninguna de pecado vayamos al cielo, para siempre gozar, en tu compañía y la de nuestra Madre. Amén.
SE HACE LA PETICIÓN Y SE REZAN TRES AVEMARÍAS.
JACULATORIA:
En tu concepción Oh Virgen Inmaculada fuiste, ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
COMPROMISO MISIONERO:
Gozaré la misericordia de Dios como María, la Hija Predilecta del Padre y pediré a Cristo que mantenga siempre fiel como discípulo misionero, testigo de su amor infinito.
Gozaré la misericordia de Dios como María, la Hija Predilecta del Padre y pediré a Cristo que mantenga siempre fiel como discípulo misionero, testigo de su amor infinito.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial Princesa, Virgen sagrada María, te ofrezco en este día: alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!
Madre Inmaculada, ya que estás otra vez con tu Hijo, y reinas con Él en el cielo, mientras nosotros quedamos en esta tierra poblada de precarias alegrías y de preocupaciones cada vez mayores, ayúdanos a hacer de este tiempo de Adviento una espera eficaz que nos santifique y nos consagre al servicio del prójimo, porque no se aguarda cruzado de brazos al Señor y la acción y oración deben llenar nuestra vida. Y cuando llegue nuestra hora y tengamos que atar nuestra gavilla para presentarla al Señor: Madre, quédate a nuestro lado. Ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
® ESTA NOVENA ESTÁ REALIZADA COMPILANDO ALGUNOS DATOS DE DISTINTAS NOVENAS A LA INMACULADA CONCEPCIÓN, UTILIZANDO ALGUNOS MATERIALES DE ADVIENTO Y DE UN FOLLETO SOBRE EL AÑO DE LA MISERICORDIA. TODO EL MATERIAL HA SIDO DEBIDAMENTE APROBADO.
ALFREDO DELGADO RANGEL, M.C.I.U.
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