martes, 30 de septiembre de 2025

En el día de San Jerónimo... UN PEQUEÑO PENSAMIENTO PARA HOY

Hoy la Iglesia celebra a San Jerónimo, uno de los grandes doctores de la Iglesia, cuya dedicación y amor por la Sagrada Escritura sigue inspirándonos hasta nuestros días. Yo vivo siempre este día con gran gozo, porque gracias a Dios la comunidad parroquial que me toca pastorear, es muy amante de la Biblia y en nuestra escuela bíblica tenemos grupos a todas horas —incluso por zoom— con estuantes de muy diversas edades. San Jerónimo, que dedicó su vida al profundo estudio de las Escrituras decía: «Ignorar las Escrituras es desconocer a Cristo». 

Aunque era un gran erudito y tenía una vasta cultura, San Jerónimo vivió con sencillez y humildad. Pasó años en el desierto combatiendo sus propias debilidades y buscando la cercanía con Dios. Con su testimonio de vida nos recuerda que más allá de los logros humanos lo importante es vivir para agradar a Dios, haciendo vida la Palabra y siendo humildes y generosos. Así como San Jerónimo puso su inteligencia y sus talentos al servicio de la Iglesia, en medio de una vida que no fue nada fácil, nosotros también, como él, estamos llamados a poner nuestros dones al servicio de los demás, de la comunidad y de la Iglesia, sin buscar reconocimiento, sino la gloria de Dios. Recordemos que cada uno de nosotros puede ser instrumento de Dios si abrimos el corazón y nos dejamos transformar por Su palabra.

San Jerónimo nos enseña también que la persona que madura y crece a lo largo de su vida no es la que niega sus fracasos, sino la que sabe gestionarlos, es decir, aceptarlos claramente por lo que son, aprender de ellos, poner punto final a un capítulo y, a continuación, pasar página con serenidad y comenzar otro capítulo. Así fue él logrando la traducción de la Biblia al Latín dejándonos la famosa traducción conocida como «La Vulgata». En el Evangelio de hoy (Lc 9,51-56), el Señor Jesús envía mensajeros que le fueran anunciando. San Lucas nos dice que Cristo ha emprendido un camino y no se desviará de él, aunque sabe que Jerusalén matará al último de los profetas, como ha matado a muchos otros. Nosotros, hoy somos estos mensajeros, elegidos por el Señor a ir delante de él anunciando su Palabra. Que la Virgen, de quien San Jerónimo defendió la virginidad perpetua de María contra las ideas heréticas de su tiempo, interceda por nosotros. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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