La Oración Colecta de hoy toca el punto del reconocimiento de nuestras culpas como una especie de trampolín para adentrarse en la misericordia de Dios y recibir su perdón. La palabra «culpa» no es que guste mucho en la sociedad en la que nos movemos. Y es que implica reconocer la propia responsabilidad. Si hay culpa, uno tiene que reparar, que pedir perdón y eso... ha caído en desuso. Por eso, con frecuencia se buscan excusas: «No sabía, no lo hice a propósito, no me explicaron, fue un mal momento, me provocaron, quizá no sea algo tan malo, además todos lo hacen...» Lo curioso es que las excusas que usamos para defendernos de las propias culpas no las aplicamos muchas veces a los demás. Ellos sí son culpables, maliciosos, egoístas, descuidados... y ellos sí... ¡necesitan confesarse!
La Cuaresma es un tiempo propicio para reconocer las propias culpas con responsabilidad y subsanar los daños con oración, con sacrificio y con reparación del mal que se ha hecho. El reconocimiento de la culpa es necesario para el reencuentro con Dios en el sacramento de la reconciliación. Ciertamente si hay culpa, hay pecado, por eso reconocemos que todos somos pecadores. Y si hay pecado, solo la misericordia divina puede darnos el único perdón que sana los corazones. Por eso aprovechemos este tiempo de gracia y pidámosle a María que interceda por nosotros y nos ayude a reconocer nuestras culpas y a reconciliarnos con Dios y con los hermanos. ¡Bendecido miércoles!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario