jueves, 28 de marzo de 2024

«El Jueves Santo: La Misa Crismal y la Cena del Señor»... Un pequeño pensamiento para hoy


Dentro de las celebraciones de Semana Santa hay una misa muy especial, pero tal vez menos conocida que los festejos pertenecientes al triduo pascual. Se trata de la misa crismal, en la cual, se consagra el santo crisma, el óleo de los catecúmenos y el óleo de los enfermos. De ahí su nombre. Esta misa la preside el Obispo y es concelebrada por los sacerdotes diocesanos y religiosos que están en la diócesis. De forma ordinaria, se celebra en el Jueves Santo; no obstante, por cuestiones de conveniencia pastoral, se puede adelantar a uno de los otros días de la Semana Santa. El que suela celebrarse el Jueves Santo no tiene relación con el Triduo Pascual; más bien, tiene que ver con poder disponer de los santos óleos, en especial el óleo de los catecúmenos y del Santo Crisma, para la celebración de los sacramentos de la iniciación cristiana durante la Vigilia Pascual.

Aquí en la arquidiócesis de Monterrey la tuvimos ayer miércoles, iniciando el día con un retiro para todo el presbiterio en el Santuario Sacerdotal del Sagrado Corazón en que tuve la dicha de administrar el sacramento de la reconciliación algunos sacerdotes para continuar con una procesión hacia la Basílica de Nuestra Señora del Roble —patrona e la arquidiócesis— en la que me tocó el gran regalo de guiar el rezo del santo rosario sacerdotal. En esta misa los sacerdotes renovamos cada año, nuestras promesas sacerdotales. La Oración Colecta de esta misa es hermosa: « Oh Dios, que por la unción del Espíritu Santo constituiste a tu Hijo Mesías y Señor, y a nosotros, miembros de su cuerpo, nos haces partícipes de su misma unción; ayúdanos a ser en el mundo testigos fieles de la redención que ofreces a todos los hombres. Por nuestro Señor Jesucristo». Mi reflexión personal en torno a esto ha ido en que todos, clero, religiosos y laicos, hemos de sabernos ungidos con el óleo de la alegría, de la esperanza y de la caridad manteniendo viva nuestra fe.

Por otra parte, hoy damos inicio al Triduo Pascual con el corazón puesto ya en la solemne celebración de esta tarde en la que la Iglesia conmemora la Institución de La Eucaristía como el regalo de Amor, la Institución de uno de los Sacramentos de entrega y abandono total al Señor: el Sacramento del Orden Sacerdotal y La vida de servicio a los demás representada en el lavatorio de los pies como el que Jesús hizo a sus apóstoles. La Oración Colecta nos invita a dirigir nuestra mirada en la Eucaristía, rogando al Señor que de ella brote para todos nosotros la plenitud del amor y de la vida. Siempre, en mi diaria reflexión, pienso en María santísima. Hoy a primera vista parecería estar ausente en este momento sublime de la entrega y de la promulgación del mandamiento del amor. Pero no: ella está hecha memoria y ejemplo para Jesús. La Virgen le enseñó el servicio humilde y la entrega, la donación total del propio cuerpo, de la vida, sin reserva y sin medida. Con el «sí» de María, anterior al «sí» de Jesús, el cuerpo que hoy se hace pan tuvo la posibilidad de ser cuerpo. Con ella vivamos intensamente esta celebración. ¡Bendecido Jueves Santo 2024!

Padre Alfredo.

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