sábado, 27 de enero de 2024

«Nuestra agenda y la agenda de Dios»... Un pequeño pensamiento para hoy


Ya casi se nos va el primer mes del año y muchas de nuestras agendas ya están plagadas de compromisos y cosas que hacer en este año que hemos iniciado en el nombre de Dios. Frente a nosotros se presentan diferentes acontecimientos en los que se conjugan muchas cosas seguramente. Yo, por cierto, no me acostumbro aún al uso de las agendas electrónicas y sigo llenando de post-it de colores las hojas de cada día. No podemos olvidar que el gran protagonista, en estas nuestras agendas, es Dios, porque el tiempo es suyo. Dios tiene el control de todas las situaciones que atravesamos, pero es necesario que aprendamos a vivir a la sorpresa de Dios que suele incluso a veces cambiar nuestras agendas.

He empezado así la reflexión de hoy porque la Oración Colecta de la Misa de este día pide que «por la intercesión de la siempre Virgen María el Señor nos libre de las tristezas de esta vida» y eso se logra, entre otras cosas, cuando con docilidad, entendemos que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta y aprendemos a descansar en Él confiando en que es Él quien lleva el control de nuestras vidas. Cada situación que afrontamos en el día a día, cada compromiso que hacemos, cada tarea que programamos y que quedan anotados en nuestra agenda, lleva implícita la bondad de Dios, debemos simplemente esperar a que Él actúe y haga conforme a su voluntad en nuestra agenda lo que Él sabe que es lo mejor.

Dios siempre tiene un plan para nosotros y ese plan algunas veces sí y otras no, se ajusta a nuestra agenda. Hay que recordar que Él no obra al azar ni experimenta con nuestras vidas, todos sus caminos son perfectos e inescrutables, para llevarnos hacia un fin y un destino favorable en la vivencia de cada día. Llevemos con atención nuestras agendas en un clima en el que no quepa la tristeza cuando los planes del día, de la semana, del mes, no salgan como lo planeamos, porque sabemos que Dios, muchas veces, tiene para nosotros algo mejor que nos hará crecer en la fe, en el servicio, en la alegría... ¡Él sabe en qué! Aprendamos a movernos en la agenda de Dios con el auxilio de María. ¡Bendecido sábado!

Padre Alfredo.

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