miércoles, 17 de enero de 2024

«San Antonio Abad y el desierto»... Un pequeño pensamiento para hoy


Con el estilo de vida que san Antonio abad eligió, inaugura una forma de búsqueda religiosa que sigue hoy siendo de mucha actualidad y que hace que todos los hombres y mujeres de fe entendamos lo que, en el leguaje espiritual, quiere decir la palabra «desierto». Es que san Antonio, como nos recuerda la oración colecta del día de hoy, en el que se le celebra, sirvió al Señor en el desierto, con una vida admirable. Él, dejando todo lo del mundo, se fue al desierto para buscar a Dios y con su testimonio de vida y su servicio, fue atrayendo tras de sí a una multitud de seguidores que lo dejaban todo para dedicarse a la oración y con ello alcanzar la transformación de la propia vida y la de quienes se acercaran a ellos.

Al ver la palabra «desierto» en esta oración colecta de hoy, pienso en lo que para nosotros, en nuestro tiempo y en nuestra condición de discípulos–misioneros de Cristo, con el testimonio de san Antonio, el desierto significa. La palabra en hebreo para designar el desierto es: «Midbar». Viene de la raíz hebrea: «Dabar», que significa: «hablar», y «palabra». El desierto, desde siempre, se ha visto como el lugar donde Dios habla. Como se trata de un lugar desolado, donde no hay nada, se convierte, por eso, en un lugar ideal para oír la voz de Dios, pues no hay distractores. Hoy todos sabemos de la riqueza que deja a nuestras vidas la participación en un retiro o en un espacio de ejercicios espirituales. Y eso es porque como san Antonio, hacemos a un lado todo lo que está de más, todo lo que estorba y buscamos solo a Dios para llenarnos de Él y darlo a los demás. 

La mejor forma de ir al desierto es voluntariamente, como lo hizo san Antonio. Si buscamos a Dios en ayuno y oración, en unas horas o días de silencio, apartándonos del ruido del mundo, podremos escuchar la voz de Dios, y recibir su dirección y revelación. Esto fue lo que hizo Jesús durante 40 días, cuando fue al desierto para prepararse para comenzar su ministerio. También Juan el Bautista llevó una vida apartada en el desierto, y desde allí preparó el camino al Mesías. San Antonio pensó en todo esto y por eso decidió vender 80 hectáreas que había recibido en herencia e invertirlo en lo necesario para irse al desierto. ¿Cuánto destinas tú para algún retiro o un tiempo de ejercicios espirituales? Vamos empezando el año, es buen momento para buscar opciones y planear algo que te va a ayudar para siempre. Que María, la mujer que guardaba todo en el corazón para meditarlo, nos ayude. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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