¿A quién buscan? (Jn 18,4.7)
El Señor sabía el resultado del juicio que se le haría. Sabía que estaba condenado por un mundo inmisericorde que vive en la injusticia y da gran espacio a la maldad. Eso lo saben también hoy muchas personas que son juzgadas injustamente.La pregunta para la reflexión del día de hoy la hace el mismo Cristo: «¿A quién buscan?». La misma pregunta la hace dos veces (Jn 18,4.7) y la respuesta la damos cada uno de nosotros... ¿A quién buscamos?
Jesús sale al encuentro del pelotón con eta pregunta «¿A quién buscan?» y viene de inmediato la respuesta: «A Jesús de Nazaret.» Y Jesús dice: «Soy yo»... el Jesús de Nazaret que andan buscando... ¿A quién busco, Señor? y ¿Para qué te busco?
El poder del mundo no puede en modo alguno prender ni aprisionar al Señor, a no ser que Jesús mismo lo quiera y de alguna forma dé permiso para ello! Esto no es una simple fábula, contada como milagro.
Los católicos creemos y decimos que la cruz es la señal del cristiano no por masoquismo espiritual, sino porque la cruz es fuente de vida y de liberación total, como signo que es del amor de Dios al hombre por medio de Jesucristo que se entregó por mí. El amor que testimonia su cruz es la única fuerza capaz de cambiar el mundo, si los que nos decimos sus discípulos lo buscamos pero para seguirlo hasta la Cruz y dar la vida, no para prenderlo y quererlo borrar de nuestro mundo. Como dice la Beata María Inés Teresa: "Que su Sangre preciosa se derrame sobre nosotros y nos purifique... puesto que dio toda su Sangre por nosotros; nos conquistó a fuerza de amor, ¡de exceso de amor!… desde el pesebre hasta la cruz…"
¿A quién busco, Señor, cuando te veo en el Huerto, abandonado por los tuyos? ¿A quién busco, Señor, cuando te veo de Anás a Caifás, ninguneado ahora también por el mundo actual? ¿A quién busco, Señor, cuándo te veo con la Cruz a cuestas y no me acerco como la Verónica a enjugar tu rostro? ¿A quién busco, Señor cuando te veo en la cruz de muchos que sufren, que están solos, que están enfermos o deprimidos y explotados? ¿A quién busco, Señor, cuando te veo en la Cruz clavado por mis pecados y por los del mundo entero? ¿A quién busco, Señor, cuando escucho tus palabras dándome a María por Madre al pie de la Cruz? ¿A quién busco, Señor...?
Este día de silencio puede ser una oportunidad para meditar en la respuesta que doy a tu pregunta para tomar la seria determinación, librándome de palabrerías inútiles, poniéndome al pie de la Cruz y decirte con todo el corazón que te busco sólo a Ti, Dios de infinita misericordia, Dios de perdón y de esperanza, Dios de vida eterna... te busco a Ti... la única realidad.
Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.
*Escrito basado en uno anterior ya publicado en un Viernes Santo por un servidor.
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