martes, 22 de marzo de 2016

El Viernes Santo 2016 coincide con el 25 de marzo, día de la Anunciación a María... Una invitación a reafirmar nuestro «Sí»

Este año, el Viernes Santo coincide con el día 25 de marzo, día en que ordinariamente se celebra la fiesta de la Anunciación. Esta coincidencia es un acontecimiento que no va más allá hacia cosas raras o extravagantes, sino simplemente a ayudarnos a profundizar más y a vivir más intensamente el valor del «SÍ» dado a la Voluntad del Padre. Para este año, la fiesta de la Anunciación se celebrará el 4 de abril.

En algunas partes y sobre todo por whatsapp, se ha hecho viral un mensaje del «Gran Perdón», una especie de devoción popular y no eclesial que incluso confunde fechas, pues dice que esta coincidencia se da cada 141 años, olvidando que en el año 2005, el Viernes Santo fue «25 de marzo» también.

No hay que olvidar que de por sí, que todos los viernes santos son días del perdón y teniendo en cuenta que 2016 es el año de la misericordia, el «Gran Perdón» de todos los pecados es cada día de este año litúrgico.

En el Calendario Litúrgico, hay celebraciones que, como la Pascua, son movibles, porque están seleccionadas de acuerdo al calendario judío que era regido por la luna. Así, la Pascua se celebra de acuerdo a la luna llena que ocurre después del equinoccio del 21 de marzo es el día 23 de marzo, de tal manera que, en este año 2016, el domingo de Resurrección se celebra el 27 de marzo, por lo que la Semana Santa ha empezado el Domingo de Ramos, 20 de marzo.

El Año litúrgico, en general, se fija a partir del ciclo lunar, es decir, no se ciñe estrictamente al año calendario. La fiesta más importante de los católicos coincide con la fiesta de la «pascua judía» o «Pesaj», misma que se realiza cuando hay luna llena. Se cree que la noche que el pueblo judío huyó de Egipto, había luna llena lo que les permitió prescindir de las lámparas para que no les descubrieran los soldados del faraón.

La Iglesia fija su Año litúrgico a partir de la luna llena que se presenta entre el mes de marzo o de abril. Por lo tanto, cuando Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos, respetando la tradición judía de celebrar la pascua —el paso del pueblo escogido a través del Mar Rojo hacia la tierra prometida— debía de haber sido una noche de luna llena. Hecho que se repite cada Jueves Santo. La Iglesia marca esa fecha como el centro del Año litúrgico y las demás fiestas que se relacionan con esta fecha cambian de día de celebración una o dos semanas.

Las fiestas que cambian año con año, son las siguientes:

· Miércoles de Ceniza
· Semana Santa
· La Ascensión del Señor
· Pentecostés
· Fiesta de Cristo Rey

Ahora, hay fiestas litúrgicas que nunca cambian de fecha, como por ejemplo:

· Navidad
· Epifanía
· Candelaria
· Fiesta de San Pedro y San Pablo
· La Asunción de la Virgen
· Fiesta de todos los santos

Otras fiestas, de acuerdo al calendario actual, cuando coinciden con celebraciones litúrgicas más importantes (como en este año el Viernes Santo, que en Semana Santa prevalece sobre otras fechas) se mueven unos cuantos días después o antes, según las circunstancias.

En lo que concierne al mensaje que se ha hecho viral en whatsapp y que dice —entre otras cosas— «que la Iglesia concede este día como indulgencia: el perdón de todos los pecados pasados y manda que hagamos para ganarla una visita a una Iglesia que sea dedicada a la Santísima Virgen, pues por Ella nos vino Cristo en la Encarnación y en la cruz Cristo nos la dio por Madre»... No hay indulgencia que borre el perdón de los pecados pasados, sino la pena que hay que pagar por los pecados cometidos y que han sido confesados en el sacramento de la Reconciliación.

Hay que recordar que si el Viernes Santo asistimos piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne celebración de la Pasión del Señor se gana indulgencia plenaria, cada año.

En su carta «Misericordiae Vultus» por el Año Jubilar de la Misericordia, el Papa Francisco explica claramente las formas en las que los fieles podemos obtener la indulgencia durante este jubileo; ya sea en Roma, en cualquier lugar del mundo e incluso en las cárceles. El Santo Padre también explica el modo en el que deben proceder los enfermos y ancianos para obtener esta gracia. En cualquiera de los siguientes casos que menciona el Santo Padre para obtener la indulgencia se debe cumplir primeramente con las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Papa:

1.- Los fieles “están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión”.

2.- “Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como Jubilares. Es importante que este momento esté unido, ante todo, al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la Santa Eucaristía con un reflexión sobre la misericordia”.

3.- El Papa Francisco señala también que cada vez que un fiel realice personalmente una o más las obras de misericordia corporales y espirituales “obtendrá ciertamente la indulgencia jubilar”.

4.- Sobre los enfermos y las personas ancianas que no pueden salir de casa, el Pontífice afirma que para ellos “será de gran ayuda vivir la enfermedad y el sufrimiento como experiencia de cercanía al Señor que en el misterio de su pasión, muerte y resurrección indica la vía maestra para dar sentido al dolor y a la soledad”.

5.- Sobre los presos, el Pontífice explica que “en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad”.

6.- Indulgencia para los difuntos: “de igual modo que los recordamos en la celebración eucarística, también podemos, en el gran misterio de la comunión de los santos, rezar por ellos para que el rostro misericordioso del Padre los libere de todo residuo de culpa y pueda abrazarlos en la bienaventuranza que no tiene fin”. 

Por otra parte, vale la pena recordar las obras de misericordia:

Obras corporales de misericordia

  • Alimentar al hambriento
  • Dar techo al desamparado
  • Vestir al desnudo
  • Visitar a los enfermos
  • Visitar a los presos
  • Dar de beber a los sedientos
  • Sepultar a los muertos

Obras espirituales de misericordia

  • Convertir a los pecadores
  • Instruir a los desinformados
  • Asesorar a los dudosos
  • Confortar a los que sufren
  • Sanar las heridas
  • Orar por los vivos y muertos
  • Soportar los males con paciencia
Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.

No hay comentarios:

Publicar un comentario