Canto Inicial:
"Soy yo, Señor"
Soy yo; Señor, quien contigo quiere hablar.
Soy yo, Señor, quien contigo quiere hablar.
En mi alma hay un enjambre, hay rumores mil
Hay un rojo surtidor.
Es preciso más silencio si pretendo oír
El murmullo de tu voz.
Tú me buscas, Tú me llamas, mendigando vas
Mi alegría y mi dolor
Y mi nombre está en tus labios pues quieres contar
Con mi colaboración.
Yo quisiera agradecerte haber pensado en mí
Sin cansarte y con afán.
Es muy grato serte útil y poder servir, en un hueco de tu plan.
Se hace la exposición del Santísimo como de costumbre si es que no está ya expuesto.
Ministro: Adoremos y demos gracias en cada instante y momento
Todos: al Santísimo Sacramento.
Padre Nuestro.
Ave María.
Gloria.
Se hace ahora la Comunión Espiritual.
Todos: Señor Jesucristo, creemos firmemente que te encuentras presente en el santísimo sacramento del altar, te amamos con todo nuestro corazón y deseamos ardientemente recibirte, más como no podemos hacerlo en este momento sacramentalmente, ven espiritualmente a nuestro corazón.
(silencio) y porque ya te hemos recibido, no permitas, Jesús, que jamás nos apartemos de Ti. Amén.
En este momento se hace el ofrecimiento de la Hora Santa.
Canto para meditar:
"Unidos en la Vida"
Unidos en la vida, en un mismo trabajar
Nos unimos en la fiesta, compartiendo el mismo Pan.
La semana nos ha unido en el trabajo y sudor,
La Eucaristía nos une con Cristo en el amor.
Los esfuerzos de los hombres buscando un mundo mejor
Son los esfuerzos de Cristo que trae la salvación.
Los que abrís surco en la vida a golpe de trabajar
Sois invitados por Cristo a repartiros su Pan.
Lector 1:
Desde nuestro bautismo, todos somos misioneros. Debemos de ir delante de la gente a la que vamos a servir, iluminándola con nuestras antorchas y no detrás de ellas como quemándolas.
Si somos misioneros debemos ser luz del mundo; nos lo dice el Maestro Jesús. Si no puedes ser estrella, sé al menos lámpara sencilla; pero sé luz. La caridad es la epifanía de la divinidad. Cristo mismo nos lo dijo al advertirnos que por el amor que nos tuviéramos los cristianos unos a otros, nos reconocerían los que no lo son. ¿Estuvo acertado Cristo, o se equivocó?. El que ama a los demás y el que ama de verdad, inventa el arte de acercarse a los demás y revelarles a Cristo echando mano de las obras de misericordia, pequeños actos sencillos en favor de nuestros hermanos. Allí tienes una guía para saber si amas o no, si tu amor es verdadero o ficticio.
Momentos de silencio para meditar.
Lector 2:
Señor Jesús,
¿qué quieres que vea con mis ojos?;
¿qué quieres que hable con mi lengua?
¿qué quieres que haga con mis manos?
¿qué quieres que piense con mi cabeza?
¿qué quieres que ame con mi corazón?
¿en qué quieres que emplee mi tiempo, mi dinero y mis facultades?
¿cómo cumplo tus mandamientos?
¿cómo obedezco a quienes debo, que son tus representantes?
Señor Jesús,
Te adoro como a mi Dios. Te obedezco como a mi Señor
Te amo como a mi Todo. Te temo como a mi juez.
Te pido como a mi Dador. Te doy gracias como a mi bienhechor.
Amén.
Canto para meditar:
"Señor, permite"
Señor permite que te hable hoy
Del dulce encuentro que me cambió
La hora feliz en que yo escuché,
Tus palabras de amor.
Dime cuándo pudo suceder,
Si en la luz que el sol vierte al surgir
O cuando el calor me hace vivir,
O fue en la noche al volver.
¿fue cuando una rosa deshojé,
O en la fuente el agua que bebí;
O fue en el calor del dulce hogar,
Donde por fin te miré?
No fue en las horas de ilusión,
Sino al decidir mirarme bien;
Como amigo, en mi alma te encontré
Tú me esperabas allí.
Momentos de silencio para meditar.
Lector 3:
Cristo necesita de brazos y pies, de bocas y lenguas, a fin de poder llegar a todas las personas y llevar su misericordia. Cristo cuenta también con nosotros como contó con la Samaritana para evangelizar un pueblo o como necesitó del ciego del nacimiento para que diera testimonio.
Lector 2:
Jesús cuenta con nuestras lenguas, para la comunicación del Evangelio y la extensión de la Iglesia de Dios; cuenta con nuestros pies, para seguir a nuestros hermanos más alejados, a fin de volverlos al buen camino; cuenta con nuestros ojos, para poder detectar los ambientes en los que se necesita la presencia del Señor; cuenta con nuestro corazón, para prender el fuego de su amor en nuestro alrededor.
Lector 1:
Cristo cuenta con nuestra entrega misionera; una entrega sin límites ni restricciones; una entrega desprovista de egoísmos. Cristo cuenta con que nosotros vamos decir siempre que sí, ese sí que en la fe le decimos al Señor y que ya no se lo vamos a retirar; Cristo cuenta con ese sí, dándolo cuando Él nos lo pida, aunque implique dolor y humillación.
Lectores 1, 2 y 3: ¡Cristo cuenta con nosotros porque somos misioneros de su misericordia!.
Momentos de silencio para meditar.
Lector 1:
Oh, Señor Jesús, siempre misericordioso escucha nuestra oración.
Cuando yo dude
Lectores 2 y 3:
Aconséjame.
Lector 1:
Cuando caiga en el error
Lectores 2 y 3:
desengáñame.
Lector 1:
Si me pierdo
Lectores 2 y 3:
encuéntrame.
Lector 1:
Si caigo
Lectores 2 y 3:
levántame.
Lector 1:
Si me desanimo
Lectores 2 y 3:
aliéntame.
Lector 1:
El día en que muera
Lectores 2 y 3:
llévame contigo.
Lector 1:
Oh, Señor Jesús:
Cuando yo te llame
Lectores 2 y 3:
escúchame.
Lector 1:
Cuando te ofenda
Lectores 2 y 3:
perdóname.
Lector 1:
Cuando yo te deje
Lectores 2 y 3:
búscame.
Lector 1:
Cuando yo te olvide
Lectores 2 y 3:
recuérdame.
Lector 1:
Cuando te pida
Lectores 2 y 3:
dame.
Lector 1:
Cuando te pueda servir
Lectores 2 y 3:
anímame.
Lector 1:
Amén.
Canto para meditar:
"Hoy en oración"
Hoy en oración,
quiero preguntar, Señor,
quiero escuchar tu voz,
tus palabras con tu amor.
Ser como eres Tú,
servidor de los demás,
dime ¿cómo?, ¿en qué lugar?,
te hago falta más.
Dime Señor, en qué te puedo servir,
déjame conocer tu voluntad.
Dime Señor, en Ti yo quiero vivir,
quiero de Ti aprender: saber amar.
Hoy quiero seguir,
tus caminos junto al mar,
tus palabras, tu verdad,
ser imagen de Ti.
Ser como eres Tú,
servidor de los demás,
dime ¿cómo?, ¿en qué lugar?,
te hago falta más.
Dime Señor …
Lector 1:
El Dios del Evangelio no es el Dios gélido de la razón, la causa primera de la filosofía, el primer motor de la metafísica, el Dios inmutable e impasible, el Dios interesado o comerciante, el Dios almacenero, el Dios policía. No, nuestro Dios no es nada de esto. Dios no es así. Dios es «Misericordia».
Lector 2:
El Dios del Evangelio es el Dios cálido, con los brazos abiertos de Padre. Es el Dios Amor para todos los hombres. Es Dios providente que cuida de los suyos. Es Dios que ama tanto a la humanidad, que nos entrega a su propio Hijo para salvarnos. Es Dios nuestro Padre que nos espera a cada uno de nosotros con los brazos abiertos para perdonarnos o premiarnos.
Lector 3:
Es el Dios misericordioso que quiere repartir entre todos nosotros, en rebanadas infinitas, el pan de la felicidad. Es Dios-Hijo que muere para salvarnos. Es Dios Espíritu Santo que nos consuela y nos llena de amor. Este es el Dios del Evangelio.
Momentos de silencio para meditar.
Canto para meditar:
Vaso Nuevo"
Gracias quiero darte, por amarme;
gracias quiero darte yo a Ti, Señor.
Hoy soy feliz porque te conocí.
Gracias por amarme a mi también.
Yo quiero ser, Señor amado.
Como el barro en manos del alfarero.
Toma mi vida, hazla de nuevo. Yo quiero ser un vaso nuevo.
Toma mi vida, hazla de nuevo. Yo quiero ser un vaso nuevo.
Te conocí y te ame;
te pedí perdón y me escuchaste.
Si te ofendí, perdóname, Señor.
Pues te amo y nunca te olvidaré.
Yo quiero ser, Señor amado…
Lector 3:
No hay cosa que Cristo nos recomiende tanto en su Evangelio como la unión entre todos los cristianos; es que el mundo necesita del testimonio de unidad que nosotros los cristianos, debemos darle, a fin de llegar a conseguir que todos los hombres caigan en la cuenta de que somos hermanos y, en consecuencia, nos tengamos como hermanos, nos respetemos como hermanos y nos ayudemos misericordiosamente a vivir como hermanos.
Lector 1:
El pan de cada día dánoslo hoy, Señor, a manos llenas;
convierte en alegría nuestras labores buenas
y acaricia el dolor de nuestras penas.
Lector 2:
¡Horas de tedio largas
sin la presencia buena de tus manos!
¡Ay, las horas amargas
nos vuelven inhumanos,
Si no abrimos el alma a los hermanos!
Lectores 1, 2 y 3:
Santifica el momento de este ruido tenaz, de esta fatiga.
Busquemos el aliento de tu presencia amiga
que acreciente el esfuerzo y nos bendiga. Amén.
Canto para meditar:
"No podemos caminar"
No podemos caminar con hambre bajo el sol
Danos siempre el mismo pan: tu Cuerpo y Sangre, Señor.
Comamos todos de este pan, el pan de la unidad
En un cuerpo nos unió el Señor, por medio del amor.
Señor, yo tengo sed de Ti, sediento estoy de Dios
Pero pronto llegaré a ver el rostro del Señor.
Por el desierto el pueblo va cantando su dolor
En la noche brillará tu luz, nos guía la verdad.
Lector 2:
Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Es la primera bienaventuranza que Cristo proclamó en el Sermón de la montaña.
Lector 3: Pobre de espíritu es la persona que es sencilla, humilde, que no se paga de sí mismo, el que está convencido de que depende de los demás, de que él solo no puede enfrentar la vida, que necesita de los otros; por eso es pobre, porque no tiene en sí cuanto necesita, sino que lo espera de los demás.
Lector 1:
El orgulloso piensa que él y sólo él se satisface, se basta y se sobra; por eso es rico, porque dice que se tiene a sí mismo y por eso es difícil que sea misericordioso.
Lectores 1,2 y 3:
Este mundo del hombre en que él se afana,
tras la felicidad que tanto ansía,
Tú lo vistes, Señor, de luz temprana,
y de radiante sol de mediodía.
Así el poder de tu presencia encierra,
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una tierra nueva,
colmarán nuestro anhelo sin medida.
Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente,
tu luz resplandeciente y tu victoria,
inunden nuestra vida eternamente. Amén.
Momentos de silencio para meditar.
Canto para meditar:
"Entre tus manos"
Entre tus manos está mi vida, Señor
Entre tus manos pongo mi existir
Hay que morir, para vivir.
Entre tus manos confío mi ser.
Si el grano de trigo no muere
Si no muere sólo quedará
Pero si muere en abundancia dará
Un fruto eterno que no morirá.
Entre tus manos …
Lector 2:
Cristo dice en el Evangelio que Él es la Luz. El que no lo sigue, camina en tinieblas, con todas las angustias e incertidumbres que llevan consigo las tinieblas.
Lector 1:
El que no sigue a Cristo, no halla explicación para muchas cosas de la vida. Se siente embargado por mil problemas sin solución. Se le plantean centenares de interrogantes a los que nada ni nadie puede responder.
Lector 3:
En cambio, cuando Cristo, el Señor de la Eucaristía, la Divina Misericordia, aparece en la vida, es como cuando se hace la luz, uno encuentra en Él la paz, la seguridad, la orientación.
Lector 1:
Con María, invoquemos la grandeza del Señor:
Lectores 1,2 y 3 (y si es posible todos):
Proclama mi alma la grandeza del Señor
Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones
Porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí:
Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles
De generación en generación.
El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón
Y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes
Y a los ricos los despide sin nada.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia
Como lo había prometido a nuestros padres
A favor de Abraham y su descendencia para siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.
Momentos de silencio para meditar.
Canto para meditar:
"Yo no soy nada"
Yo no soy nada y del polvo nací,
Pero Tú me amas y moriste por mí.
Ante la cruz sólo puedo exclamar:
¡Tuyo soy!, ¡tuyo soy!
Toma mis manos, te pido; toma mis labios, te amo
Toma mi vida, oh Padre; ¡Tuyo soy!, ¡tuyo soy!
Cuando de rodillas te miro Jesús,
Veo tu grandeza y mi pequeñez,
Qué puedo darte yo: sólo mi ser:
¡Tuyo soy!, ¡tuyo soy!.
Toma mis manos …
Lector 1:
Jesús sintió compasión de los que sufrían hambre y cansancio: su corazón sensible y tierno se sintió tocado por la necesidad y el sufrimiento de la gente. Dios es nuestro Buen Padre y como tal, y movido por el amor que nos tiene, se preocupa de nuestras necesidades no solamente espirituales sino que también las materiales.
Lector 2:
Si tú extiendes tu vista por el mundo, verás que son muchos los que tienen hambre de Dios, hambre del pan de la verdad, del pan de la justicia, del pan del amor, del pan de la misericordia divina.
Lector 3:
Ojalá tu corazón se sienta tocado ante tanta y tan urgente necesidad y salgas tú al paso, para socorrer esas necesidades materiales y espirituales, al menos en la medida de tus posibilidades, ya que ni Dios, ni tu conciencia te exigirán más de lo que puedas realizar.
Momentos de silencio para meditar.
Canto preparación para la bendición con el Santísimo:
"Bendito, bendito, bendito sea Dios"
Bendito, bendito, bendito sea Dios
Los ángeles cantan y alaban a Dios
Los ángeles cantan y alaban a Dios.
Yo creo Jesús mío que estas en el altar
Oculto en la Hostia te vengo a adorar
Oculto en la Hostia te vengo a adorar.
Por amor al hombre moriste en una cruz
Y al Cáliz desciendes por nuestra salud
Y al Cáliz desciendes por nuestra salud.
Todos de rodillas.
Ministro: Nos diste, Señor, el pan del cielo
Todos: Que contiene en sí todas las delicias
Ministro: Oremos. Oh Dios, que bajo este admirable sacramento nos has dejado el memorial de tu pasión, concédenos, venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros los frutos de tu redención. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas. Por los siglos de los siglos. Amén.
En este momento se da la bendición con el santísimo sacramento.
Ultimas oraciones:
BENDITO SEA DIOS, bendito sea su santo nombre, BENDITO SEA JESUCRISTO VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE, bendito sea el santo nombre de Jesús, BENDITO SEA SU SACRATÍSIMO CORAZÓN, bendita sea su preciosísima sangre, BENDITO SEA JESUCRISTO EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR, bendito sea el Espíritu Santo consolador, BENDITA SEA LA GRAN MADRE DE DIOS MARIA SANTISIMA, bendita sea su santa e inmaculada concepción, BENDITA SEA SU GLORIOSA ASUNCION, bendito sea el nombre de María Virgen y Madre, BENDITO SEA SAN JOSE SU CASTÍSIMO ESPOSO, bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos.
Canto final:
"Aunque marche"
Aunque marche por la oscuridad, Nada he de temer
Porque Tú conmigo vas. Mi pastor que me hace sosegar.
Tú que me conduces a tus fuentes de paz
Tú me has bautizado, por tu senda voy.
Aunque marche por la oscuridad
DR. ALGDR 2016