El Jubileo de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco, aporta un elemento hasta ahora inédito para la Iglesia: Los «Misioneros de la Misericordia», que somos un grupo de sacerdotes cuya labor durante este Año Santo es la de llevar la reconciliación de Dios a todos los rincones del planeta.
“Es la primera que vez que sucede esto en un Jubileo y forma parte del deseo del Papa, para que pueda ser visible la extensión de su presencia, cercanía y el perdón de Dios”, ha explicado el Arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización.
En su Bula «Misericordiae vultus», con la que convocó oficialmente el Jubileo de la Misericordia, el Papa Francisco anunció que enviará a estos sacerdotes «Misioneros de la Misericordia» por todo el mundo, especialmente durante la Cuaresma, por ser un tiempo especial de conversión. Yo estaré durante la Cuaresma y la Semana Santa en Sierra Leona.
Estos sacerdotes, ha dicho el Papa, «serán un signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe», y tendrán, desde el miércoles de ceniza, autoridad para «perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica» hasta el 20 de noviembre de 2016, Solemnidad de Cristo Rey del Universo.
Toda la Iglesia debe orar por los «Misioneros de la Misericordia» para que sean signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón y artífices ante todos de un encuentro cargado de humanidad, fuente de liberación, rico de responsabilidad, para superar los obstáculos y retomar la vida nueva del Bautismo.
Los «Misioneros de la Misericordia» se deberán dejar conducir en su misión por las palabras del Apóstol: «Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos» (Rm 11,32), colaborando como predicadores convincentes de la misericordia anunciando la alegría del perdón.
Estos «Misioneros de la Misericordia», que son 1,070 sacerdotes diocesanos y religiosos de todas partes del mundo, deben ser confesores accesibles, amables, compasivos y atentos especialmente a las difíciles situaciones de las personas particulares.
Los Misioneros seremos invitados por los obispos diocesanos a acudir a sus respectivas diócesis, con el fin de animar las misiones populares o iniciativas específicas relacionadas con el Jubileo, haciendo especial referencia a la celebración del Sacramento de la Reconciliación. El Santo Padre, como se sabe, nos otorgará la autoridad para perdonar también los pecados reservados a la Sede Apostólica.
Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.
Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.
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