martes, 18 de octubre de 2016

ORACIONES POR EL JUBILEO DEL CENTENARIO DE LAS APARICIONES EN FÁTIMA...


El mensaje de Fátima es una invitación y escuela de salvación. Fue iniciado por el Ángel de la Paz (1916) y completado por Nuestra Señora (1917). En grado heroico fue vivido por los tres pastorcitos: Francisco, Jacinta y Lucía. 

El mensaje de Fátima, que es Evangelio, resalta los siguientes puntos:

—La conversión permanente.
—La oración, sobre todo el rezo del Santo Rosario.
—El sentido de la responsabilidad colectiva y la práctica de la reparación.

La aceptación de este mensaje trae consigo la consagración al Inmaculado Corazón de María, que es el símbolo esencial de un compromiso de fidelidad y de apostolado. 

Las oraciones enseñadas en Fátima por el Ángel y por Nuestra Señora, ayudan a vivir el mensaje, que, como dijo san Juan Pablo II, «Es la conversión y la vivencia en la gracia de Dios

ORACIONES DEL ÁNGEL

«Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman».

«Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, te pido la conversión de los pobres pecadores.»

ORACIONES DE NUESTRA SEÑORA

La Hermana Lucía cuenta en la «Cuarta Memoria», que Nuestra Señora, en la aparición del 13 de julio de 1917, les recomendó:

«Sacrifíquense por los pecadores, y digan muchas veces, en especial cuando hagan algún sacrificio: Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.»

En la misma aparición, Nuestra Señora volvió a insistir:

«Cuando recen el Rosario digan, al final de cada misterio: Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente las más necesitadas de tu misericordia.»

CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA

Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, a tu Corazón Inmaculado nos consagramos, en acto de entrega total al Señor. Por Tí seremos llevados a Cristo, y por Él y con Él seremos llevados a Dios Padre. Caminaremos a la luz de la fe, y haremos todo para que el mundo crea que Jesucristo es el enviado del Padre. Con Él queremos llevar el amor y la salvación hasta los confines del mundo. Bajo la maternal protección de tu Corazón Inmaculado, seremos un solo pueblo con Cristo. Seremos testimonio de su Resurrección. Por Él seremos llevados al Padre, para gloria de la Santísima Trinidad, a quien adoramos, alabamos  y bendecimos. Amén.

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