La Iglesia, cuya naturaleza es misionera desde sus inicios, tiene una amplia labor social y educativa en todo el mundo: atiende a 117.119 instituciones sociales: hospitales, residencias de ancianos, orfanatos y comedores para personas necesitadas en todo el mundo. Se encarga de 209.688 instituciones educativas: guarderías, escuelas, universidades y centros de formación profesional. En los Territorios de Misión la Iglesia atiende a 26.711 instituciones sociales. Esto significa que el 22,81% de las instituciones sociales del mundo están en la Misión. La Iglesia en estos territorios también se encarga de 99.045 instituciones educativas, lo que representa el 47,23% del total de instituciones educativas que tiene la Iglesia. Muchas de las parroquias que están en los diversos territorios de misión están a cargo de instituciones fundadas por grandes misioneros, como la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, fundadora de la Familia Inesiana, presente en 16 países del mundo. Las misiones siguen necesitando nuestra ayuda en oraciones, sacrificios y economía, por eso muy necesaria toda nuestra colaboración.
La Oración Colecta de este domingo nos recuerda que los bautizados, los que hemos recibido gratuitamente el regalo de la fe, debemos servir al Señor con un corazón sincero. Y es que Dios, en toda la Biblia, apela siempre al corazón de una persona para evaluar su sinceridad y verdadero compromiso con Él. La misma salvación nace en un corazón sincero: «Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo» (Ro 10.9). Cuando hablamos de salvación, hablamos de la misma base, cimiento o plataforma. Si mi plataforma es sólida y sincera, podré vivir consciente y comprometidamente la condición de misionero que he recibido en el bautismo, porque todos, por la gracia de este sacramento que nos abrió las puertas de la Iglesia, nos hemos convertido en misioneros. Pidámosle a María santísima que nos preste su corazón para que, con sinceridad, amemos al Señor y le hagamos amar del mundo entero. ¡Bendecido DOMUND!
Padre Alfredo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario