miércoles, 30 de octubre de 2024

«El Señor es clemente»... Un pequeño pensamiento para hoy


La Oración Colecta de hoy está tomada de la misa que el Misal Romano pone por los familiares y amigos y nos invita a pedir por su salud de cuerpo y alma suplicando al Señor, a la vez, que tenga clemencia para con ellos, esperando que le amen con todas sus fuerzas y le den gusto en su ser y quehacer. Me llama la atención, de entrada, que la oración inicie su súplica con implorar la clemencia de Dios, y es que la definición de clemente hace alusión al que el Señor tiene misericordia, piedad y compasión. 

Nuestro Padre Dios es un Padre de amor, un Padre justo. En la Sagrada Escritura encontramos que Él dice que a quien ama corrige (Prov 3,12 y Heb 12,6-11) pero se presenta también como un Dios que «es clemente». En Éxodo 33,19, se menciona que Dios es clemente con quien él quiere serlo. En el salmo 103,8-18, el salmista dice que el Señor es clemente y misericordioso, lento para la ira, y grande en misericordia. Y por su parte, el salmo 103, anota que Dios es tan bueno con los que lo respetan como un padre con sus hijos. La palabra clemente significa benevolente, benigno, compasivo, indulgente, misericordioso, piadoso, bondadoso, caritativo, tolerante... ¡y todo eso es nuestro Dios!

Hoy, al reflexionar en el contenido de la oración colecta del día, bien le podemos pedir al Señor que su clemencia envuelva siempre a nuestros familiares y amigo como una constante invitación a abrirse a su amor. Le pedimos que toque siempre a la puerta de sus corazones, pidiendo ser recibido como un huésped delicado, querido y bienvenido. Si nosotros también, al hacer esta súplica, le abrimos las puertas a la clemencia divina para con nosotros, ella entrará y se establecerá en nuestro corazón, convirtiéndolo en un trono de la gracia de Dios. Entonces su gracia nos guía y modela todo en nosotros conforme a la sabiduría de la voluntad divina. Que María santísima, que también es Madre de clemencia nos ayude. Bien decimos en la oración: ¡Oh clemente!, ¡Oh piadosa!, ¡Oh dulce siempre Virgen María!, ruega por nosotros, Santa Madre de Dios. ¡Bendecido miércoles!

Padre Alfredo.

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