miércoles, 31 de octubre de 2012

HALLOWEEN... Un truco que ha sido jugado por un mundo adormecido

Muchos católicos sabemos que la noche del 31 de octubre es una noche llena de risas, de disfraces de esqueletos, fantasmas, diablillos, brujas y cientos de disimules más. Cuando alguien piensa en halloween, tal vez recuerde que de niño iba de casa en casa pidiendo dulces con el grito singular: ¡Queremos halloween... queremos halloween... queremos halloween! Pero, ¿qué tienen que ver estos símbolos y este gesto con el verdadero Dios o la vivencia de nuestra fe? Ciertamente nada, porque Dios es luz y no hay oscuridad en Él (1 Juan 1,5). Ninguno de estos símbolos reflejan lo que a Dios le agrada de sus hijos. Incluso el Halloween o noche de brujas fomenta la idea de que si no se obtiene lo que se pide, se tiene todo el derecho de causar daño o perjuicio.

La celebración del Halloween es una celebración bastante ajena a nuestra cultura y costumbres cristianas. El origen de esta fiesta es antiquísima y proviene del Samhain, una celebración celta en la que celebraban el final de la época de las cosechas y se iniciaba un nuevo periodo, el Año Nuevo Celta. Esa mezcla entre lo viejo y lo nuevo hacía que, los mitos y leyendas acerca de espíritus que regresaban y se mezclaban entre los vivos en aquella celebración, tomase un carácter misterioso, teniendo a la muerte como protagonista de la fiesta. En aquel entonces existía la creencia de que los muertos se mezclaban con los vivos con la intención de llevarse algunas almas. La solución para engañarlos era disfrazarse de espíritus malignos.

El término «Halloween» proviene de la frase «All Hallows Eve», que significa «Víspera de Todos los Santos». La importante inmigración que hubo a partir de 1840 en la que más de 3 millones de irlandeses se trasladaron hasta los Estados Unidos, hizo que éstos se llevasen consigo sus tradiciones y costumbres, siendo la de Halloween una de las más aceptadas y populares. La tradición hablaba de un personajes imprescindible en la celebración: Jack el tacaño, a raíz del cual se creó la famosa calabaza hueca a la que se le añadía una vela y se utilizaba como linterna, de ahí su nombre: «Jack-o’-lantern». Originalmente, la linterna se realizaba con nabos o remolacha, pero, como todo en la vida, la celebración fue evolucionando y la falta de esos vegetales en Norteamérica hizo que se utilizase la popular calabaza, muy común en las cosechas de allí.

La fiesta de Halloween, fue adquirido una popularidad inesperada, celebrándose en la actualidad prácticamente en todos los rincones del planeta y dejando estacionadas y/o semi olvidadas a muchas de las tradiciones locales que se realizaban en la víspera de Todos los Santos. El Halloween se popularizó gracias al éxito que obtuvo una película dirigida por John Carpenter en 1978: “La noche de Halloween”.

Sin duda alguna en nuestro mundo globalizado, el Halloween tiene un impacto enorme sobre todo
entre los jóvenes, muchos de los jóvenes que son cristianos y pertenecen a diversos grupos en sus Iglesias, celebran esta fiesta que no tiene nada que ver con nuestra fe, pero, ¿qué sucede cuando la gente, sobre todo nuestros adolescentes y jóvenes, tan golpeados por una ola de antivalores que parece inmensa e interminable, no sabe a quien está sirviendo cuando celebra la noche de brujas y cae inocentemente en esas fiestas que conducen al uso desmedido de alcohol e incluso drogas? ¿Está bien celebrar halloween y mandar a los niños a pedir dulcer y hacer daño a las casas que no les den nada porque no se sabe que representa? La respuesta es ¡No! La gente joven que se disfraza y celebra este día no está adorando al verdadero Dios de Abraham, Isaac y Jacob, por el contrario, están sirviendo al dios de este mundo que los ha cegado (2 Corintios 4,4). La noche de brujas, aunque sea entre juegos, es un festival para adorar al dios de los muertos, no para adorar al verdadero Dios, el Dios de los vivos.

Tal vez muchos se pregunten: ¿yo pedía Halloween de niño y no me ha pasado nada? ¿Están seguros? ¿Cómo está el mundo actual? ¿Cómo están sus hijos jóvenes o adolescentes? ¿Ha crecido la vida de fe entre los suyos?

Es impresionante el poder de la publicidad en el mundo de hoy, Halloween lleva a comprar, a pensar y a vivir de una manera en la que ni siquiera se ha reflexionado. Las tiendas se ven llenas de: mascaras, trajes de monstruos, atuendos de brujas, calabazas con expresiones terroríficas, etc., en fin, artículos que poco tendrían que ver con nuestra fe y con la fiesta de todos los santos y de los fieles difuntos que se celebrará.Cuando la gente se da cuenta está atrapada por el consumismo el cual no respeta edad, nacionalidad o creencia religiosa y habrá de terminar de pagar calabazas y brujitas con luces anaranjadas dentro de tres años con la tarjeta de crédito al tope y que no tendrá lugar en dónde guardarlos, ¡cuando los acabe de pagar ya no los tendrá!... ¿No será esto un triunfo para el espíritu del mal que se vale de cualquier elemento para atraer nuestra atención con el fin de vencer? El problema es que muchas veces, los que salimos más perjudicados con todos estos engaños somos los cristianos, de allí vienen discordias, pleitos familiares, competencias entre vecinos para gastar más y arreglar sus casas... ¿Quién saldrá ganando con todo ello?

Muy posiblemente, producto del consumismo y del vacío que este causa en el alma, esta celebración del 31 de Octubre, se ha ido identificando con diversos grupos "neo paganos" y peor aun, con celebraciones satánicas y ocultistas. El festival a "Samhain" llamado hoy en día el "festival de la muerte" es hoy reconocido por todos los satanistas, ocultistas y adoradores del diablo como víspera del año nuevo para la brujería. Anton LaVey, autor de la "La Biblia Satánica" y sumo sacerdote de la Iglesia de Satanás, dice que hay tres días importantes para los satanistas: Su cumpleaños; El 30 de Abril y  el mas importante el Halloween. LaVey dice que es en esta noche que los poderes satánicos, ocultos y de brujería están en su nivel de potencia más alto. Y que cualquier brujo u oculista que ha tenido dificultad con un hechizo o maldición normalmente puede tener éxito el 31 de Octubre, porque Satanás y sus poderes están en su punto más fuerte esta noche. Por otro lado el 31 de Octubre, de acuerdo a la enciclopedia "World Book" Halloween, es la víspera del año nuevo para la brujería y dice que es el principio de todo lo que es "frío, oscuro y muerto".

Hollywood, con películas como la ya mencionada, ha contribuido también a la distorsión de esta fiesta creando una serie de películas en las cuales la violencia gráfica, los asesinatos, etc., crean en el espectador en estado de angustia y ansiedad (No podemos decir que estas películas son solo para adultos, pues es una realidad que dada nuestra cultura y el relajamiento en la censura pueden ser vistas, muchas de estas, incluso en la televisión comercial creando en los niños miedo y sobre todo una idea errónea de la realidad).

Esta fiesta se ha ligado de tal manera al ocultismo que es un hecho comprobado que la noche del 31 de Octubre en Irlanda, en Estados Unidos, en México y en muchos otros piases se realizan misas negras, cultos espiritistas, y otras reuniones relacionadas con el mal y el ocultismo.

Podemos darnos cuenta, entonces que queriendo o no estos elementos, se han mezclado también en la celebración actual del Halloween y como producto de esta influencia, se han agregado a los disfraces, las tarjetas y todos los elementos comerciales: las brujas, los gatos negros, los vampiros, los fantasmas y toda clase de Monstruos terroríficos muchos de ellos con expresiones verdaderamente satánicas.

¡Qué diferente es ahora el Halloween! ¡No podemos seguir viviendo en la ignorancia cuando ya hemos conocido la verdad, aunque de niños nos hayamos divertido muchísimo! El ambiente de violencia e inseguridad que vive actualmente México y el mundo entero, requiere de actos que fomenten la bondad y la paz. El entorno de antivalores que estamos viviendo no es el adecuado para reproducir moldes de otra cultura que vemos hacia dónde va, porque esta fiesta está relacionada con el terror, la violencia y la injusticia, y es el peor panorama que queremos para el contexto que estamos viviendo de injusticia, pobreza y violencia.

Hay que cambiar el terror por la paz, la maldad por la bondad y la injusticia por la paz. Ciertamente nuestros antepasados ya tenían una devoción hacia los muertos que la cultura cristiana ha venido purificando y ha dado como origen toda esta hermosa tradición y costumbre que hay en relación a los fieles difuntos. ¿Por qué no fomentar más iniciativas de luz que de oscuridad? Cambiemos muerte y oscuridad por vida, terror y miedo por alegría, violencia por paz y amor, amedrentamiento y chantaje por respeto y entrega.

Les invito a reconocer más a los santos y a recordar a los fieles difuntos con tradiciones que honran  a aquellos hombres y mujeres que fueron muy especiales y que dejaron una marca profunda en las familias y en las comunidades, y aunque pasan los siglos su memoria sigue viva, está vigente en los santos y beatos, como la Madre María Inés Teresa Arias, pero además, recordemos a los fieles difuntos y hagamos oración por ellos.

Creo que lo más valioso que podemos hacer es orar para que cada vez más jóvenes y personas abran los ojos ante el daño sutil que hace el enemigo valiéndose sobre todo del consumismo exagerado para entrar y adueñarse de las almas. Los católicos tenemos un Dios que ama la vida, y a eso estamos llamados, a tener vidaen abundancia como dice Jesús, incluso a dar la vida como él (Jn 10,18).

Por eso, este 31 de Octubre, en el marco del «Año de la Fe», y con el deseo de comunicar esa fe convencidos como discípulos y comprometidos como misioneros, tomemos la mano de María, la fiel servidora del Señor y ofrezcamos una oración intensa por tanto daño que se hace en aras de celebrar esta fiesta oscura. Si esta en tus manos, haz que un grupo de jóvenes realice oración en
este día, en esa noche, es la mejor manera de contrarrestar este mal. Es hora de actuar y dar testimonio de aquel en quien creemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario