jueves, 28 de noviembre de 2013

«THANKSGIVING»... Una hermosa tradición para dar gracias a Dios que se debe conservar

El «Thanksgiving» es una tradición muy hermosa que se originó en los Estados Unidos en 1621 y que desde entonces cada año se ha celebrado. Esta celebración tiene como objetivo agradecer a Dios todo lo que la tierra nos ha dado, además de tener la maravillosa oportunidad de reuniese con la familia a compartir la cena.

El  «Thanksgiving» surgió por la llegada de un grupo de peregrinos que en 1620 viajaron desde Inglaterra a América desembarcando en Plymouth (Massachusetts), escapando de las condiciones de vida de su país. Los nativos de aquella localidad los recibieron amistosamente y compartieron con los peregrinos sus conocimientos sobre las cosechas y la caza. Como muestra de gratitud por la buena cosecha, las enseñanzas y lo bien que habían sido acogidos por aquellas tierras, los peregrinos decidieron ofrecer un gran banquete para los nativos de la región.

«Gratitud» fue la esencia principal de aquel histórico banquete que marcó el inicio de una tradición inquebrantable, pues en este día la familia, amigos, colegas e incluso vecinos se reúnen para dar gracias por todo lo que la tierra les provee. Hay comida y bebidas en abundancia. Lo que se hace ese día es compartir una cena con los familiares más queridos para recordar cómo fue que los indios y peregrinos se unieron para ayudarse, sin importar las distinciones.

Después de que los Estados Unidos consiguieran la independencia, el Congreso (Council) recomendó un día anual de acción de gracias para que la nación entera lo celebrara. George Washington sugirió la fecha el 26 de noviembre como Día de Acción de Gracias. Pero no sería hasta 1863 cuando, al final de de una guerra civil larga y sangrienta, Abraham Lincoln pidiera a todos los habitantes del país festejar el último jueves de noviembre como un día de “Thanksgiving”, es decir como el Día de Acción de Gracias.

Por lo general, en la cena de Acción de Gracias se comparten diferentes tipos de platillos que hacen referencia a lo que se consumió en la primera cena con los indios y peregrinos, por eso se come pavo, maíz, calabazas, arándanos y camotes, que son algunas de las delicias que se degustan ese día.

En el menú de cena de gala no puede faltar el pavo relleno, platillo que fue escogido por los inmigrantes ingleses para celebrar aquella primera cena de Acción de Gracias, desde entonces esta ave fue adoptada como símbolo tradicional del banquete de acción de gracias. La crianza y consumo del pavo, animal que proveía el único tipo de carne popular, antes de la llegada de los cerdos, vacas, borregos y chivos del viejo continente, es parte de la forma de vida de los nativos. El pavo constituía, junto al lobo, el oso y la tortuga, uno de los totems o símbolos de las grandes tribus o congregaciones nativas asentadas en el territorio comprendido actualmente desde el punto extremo norte de Nueva York (Catskills) hacia el sur por el rio Hudson, incluyendo todo el estado de Nueva Jersey, parte de Delawer y la parte sureste de Pennsylvania.

Desde el año de 1947 el presidente de los Estados Unidos realiza ceremonia de indulto, conocida como “Annual Pardoning of the National Turkey”, este indulto es un perdón simbólico. El pueblo puede votar a través de diversos medios para salvar al ave. La ceremonia data  del año 1947, cuando era presidente Harry Truman.

En la mesa de Acción de Gracias no pueden faltar tampoco platillos hechos a base de elementos como el maíz, que representa la supervivencia de las colonias., ya que era el plato principal de aquellos tiempos y se consumía en toda comida; la calabaza, que generalmente se presenta a la mesa de Acción de Gracias como el tradicional Pastel de Calabaza; la salsa de cranberry, que se sirvió en el primer Día de Acción de Gracias y se sigue sirviendo hoy en día —el cranberry es una baya ácida/agria, proveniente del continente norteamericano—. Estos elementos son servidos a la mesa en forma de puré de papa, camotes acaramelados y ejotes con zanahorias glaseadas y panecillos de acompañamiento.

Con los años, se fueron añadiendo algunos otros elementos como el desfile de Acción de Gracias, que es uno de los acontecimientos más esperados de este día. El clásico desfile de «Thanksgiving» se llevó a cabo por primera vez el 1924 organizado por los grandes almacenes Macy’s de Nueva York en que desfilaron los empleados de dichos almacenes. Posteriormente en 1927 se incorporaron marcas muy reconocidas y enormes globos de helio representando a animales y figuras típicas de acción de gracias, pero, con los años, los personajes infantiles más populares —dependiendo del momento y las marcas comerciales— son parte fundamental de este desfile que siguen millones de personas en directo y por televisión. Éste se puede  apreciar por las calles de Manhattan.

A lo largo de los años esta celebración se ha ido modificando, sin embargo, los creyentes tenemos que agradecer a Dios que no se haya perdido el verdadero sentido del festejo: el de dar Gracias. El «Thanksgiving» sigue siendo un día de familia, donde sus miembros se reúnen para dar gracias a Dios, una tradición muy arraigada, antigua y hermosa de esta gran nación, a pesar de que la avaricia de unos pocos quiera convertirla en un gran negocio y una pesadilla para cientos de miles de empleados.

Por desgracia, cada vez más personas tienen que dejar solas a sus familias ese día en medio de la cena para ir a cumplir con sus obligaciones de trabajo, lo que ha obligado a un cambio de horario en la celebración, pues muchas familias la han tenido que trasladar al mediodía, que más bien en Estados Unidos es la hora del lunch. Muchos establecimientos, urgidos por la reciente crisis económica, comenzaron sus ventas del famoso viernes negro el mismo día de acción de gracias, a horas tempranas de la noche. Desde luego que los inteligentes ejecutivos de las grandes corporaciones promotoras de esta iniciativa, no abandonan sus cenas y sus familias para ir a supervisar el desarrollo de las ventas en sus negocios; ellos siguen disfrutando de esta hermosa tradición, para eso tienen empleados entre los que se encuentran muchos que dufren por no poder vivir estos momentos del compartir familiar..

Los hombres y las mujeres de fe sabemos que sustituir en el «Thanksgiving» la vida a la familia y dar primacía al aprovechamiento de ofertas, no es bueno. Para muchos de los empleados que están obligados bajo amenaza de perder sus empleos a trabajar el viernes negro, desde tempranas horas de la madrugada e incluso el mismo día de acción de gracias, los beneficios monetarios que obtienen no sustituyen el sacrificio de dejar sus hogares y sus familias para cumplir con sus obligaciones laborales. La fiebre consumista del llamado «Black Friday» o «Viernes Negro» amenaza la hermosa tradición con filas interminables de personas intentando hacerse con algunas de las ofertas que parecen de locos, pero son reales.

Creo que los cristianos, en las Misas de «Thanksgiving» en nuestras parroquias, deberíamos de pedir a Dios que los dueños, accionistas y ejecutivos promotores de estas iniciativas de venta  sean más moderados y menos agresivos en este día. Sus empleados, sus clientes y la sociedad se lo agradecerán y además, estarían contribuyendo a preservar una hermosa tradición que en este país siempre se ha respetado.Hay estudios científicos que demuestran que cenar en familia fomenta la unión familiar así como también estas familias tienen menos problemas con sus hijos.

Es bueno que al estar en familia se puedan responder algunas preguntas como éstas: 

¿Qué grandes eventos sucedieron en la familia este año? ¿Creció la familia en número, a través de bodas o nacimientos? ¿Se nos adelantaron al cielo algunos de nuestros seres queridos? ¿Experimentó la familia momentos difíciles? Si es así, hay que considerar lo que se aprendió de cada situación. ¿Quiénes son los miembros de la familia? A la hora de la cena se puede brindar y nombrar  una cualidad de cada miembro.

Es, además, una hermosa oportunidad para orar juntos al tener en la mesa el pan que ha sido bendecido en la Misa matutina, como es costumbre. Este día de acción de gracias, aunque no es una fiesta de guardar en el calendario católico,  es como un faro que nos anticipa el brillo de  la luz venidera de la época de Navidad. El calendario litúrgico de la Iglesia en los Estados Unidos lo celebra con gran solemnidad. En la Misa Solemne de este día, se leen dos lecturas —una del Antiguo y otra del Nuevo Testamento— y una emblemática lectura del Evangelio de Lucas: el pasaje del “Magnificat” pronunciado por la Santísima Virgen María, en la que ella declama una de las más hermosas y profundas acciones de gracias al amor infinito de Dios: “proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su sierva… porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, y su nombre es santo”. (Lc 1:,41-55) y se bendice el pan que se compartirá en la cena.

Recordemos que nosotros los  Católicos diariamente celebramos la Eucaristía, que significa «Acción de gracias» , ese "sí" que le damos a Cristo a la invitación que nos hace a participar en el banquete , donde el promete que cenará con nosotros (Ap 3,20): "Mira, yo estoy llamando a la puerta; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos". Por eso, los católicos no sólo debemos celebrar el Día de Acción de Gracias con profundo espíritu de oración, agradecimiento y alegría, sino que la celebración de este día nos debe llevar a recordar que nuestra vida como católicos es una constante acción de gracias, a través de nuestros actos de la vida cotidiana, que deben todos ellos dar gloria a Dios, y de manera especial a través de la celebración de la Eucaristía, que como nos dice el Catecismo: “La Eucaristía es un sacrificio de acción de gracias al Padre, una bendición por la cual la Iglesia expresa su reconocimiento a Dios por todos sus beneficios, por todo lo que ha realizado mediante la creación, la redención y la santificación. ‘Eucaristía’ significa, ante todo, acción de gracias”. (CCC 1360)

El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que “Creer en Dios, el Único, y amarlo con todo el ser tiene consecuencias inmensas para toda nuestra vida”, (CCC 222); y luego agrega que esto implica, “vivir en acción de gracias: Si Dios es el Único, todo lo que somos y todo lo que poseemos viene de él: ‘¿Qué tienes que no hayas recibido?’ (1 Co 4:7) ‘¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?’” (Sal 116:12) (CCC 224).

Antes de empezar la cena de «Thanksgiving» se puede recitar el salmo 67 y hacer una oración sencilla como estas:

Salmo 67
V. ¡Que te alaben Señor todos los pueblos!
R. ¡Que te alaben Señor todos los pueblos!

Que el Señor tenga compasión y nos bendiga,
que nos mire con buenos ojos,
para que todas las naciones de la tierra
conozcan su voluntad y salvación. 
R. ¡Que te alaben Señor todos los pueblos!

Oh Dios, que te alaben los pueblos;
¡que todos los pueblos te alaben! 
Que las naciones griten de alegría,
pues tú gobiernas los pueblos con justicia; 
¡tú diriges las naciones del mundo! 
R. ¡Que te alaben Señor todos los pueblos!

Oh Dios, que te alaben los pueblos;
¡que todos los pueblos te alaben! 
La tierra ha dado su fruto;
¡nuestro Dios nos ha bendecido! 
R. ¡Que te alaben Señor todos los pueblos!

¡Que Dios nos bendiga! 
¡Que le rinda honor el mundo entero!
R. ¡Que te alaben Señor todos los pueblos!

Oración:

Oh Señor, con corazones humildes pedimos
tu bendición en este Día de Acción de Gracias.
Y pedimos que en esta mesa,
donde agradecidos compartimos los alimentos en familia,
tu gracia venga para acompañarnos en paz y armonía.
Pedimos que tu amor bendiga, ¡Oh Señor!,
cada corazón, cada hogar, cada mesa festiva,
y que tu paz venga a quedarse
donde brillan las velas, en el Día de Acción de Gracias. Amén.

Oración:

Gracias Dios por todo lo que crece,
Gracias por el arco iris en el cielo,
Gracias por las estrellas que brillan,
Gracias por nuestra familia,
Gracias por nuestros amigos,
Gracias por la luna y el sol,
Gracias por todo lo que has hecho. Amén.

Les invito a celebrar el día de acción de gracias como un día sagrado para la familia. Se que siempre habrá gente a quien no le interese su significado y esté dispuesta a aprovechar la fecha para ganar unos pocos dólares más, pero la familia, la tradición y la fe en Dios serán siempre más importante que el dinero.

Padre Alfredo.

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