Todo hombre y toda mujer comienza a serlo en las entrañas de su madre
El día de las Madres, lo sabemos todos, toca en profundidad los sentimientos hasta de los más fríos corazones y en este día hacemos, en todas partes de México y otras naciones, un homenaje a la mujer que nos trajo al mundo con expresiones de respeto y de cariño. Quiero hacer, sobre todo, en este momento en que la figura de la mujer como madre ha perdido su brillo, un homenaje especial a las "mamás modernas".
Parece como que intencionalmente el mundo de hoy se quiere empeñar en quitar el brillo especial que tiene la maternidad y acabar con eso, con la chispa de vida y esperanza de la que es portadora toda Madre que ha engendrado una vida nueva. Todos hemos oído hablar en la radio o en T.V., entre las noticias del narco, de la perspectiva del género, según la cual los roles respectivos de mujeres y varones no tienen que ver con la base biológica de nuestro ser.
En esa perspectiva de género se trata de mirar con desconfianza la función maternal de la mujer como si la condición materna de la mujer fuera una especie de estereotipo impuesto por la cultura machista ¡Qué pena que eso haga que la maternidad pierda su brillo! Existe una ideología feminista muy extendida que reivindica presuntos derechos sexuales y reproductivos de la mujer, promueve la anticoncepción y el aborto en toda la faz de la tierra y hasta hay mujeres que han ganado una muy buena suma de dinero por prestar su vientre para engendrar "hijos ajenos" de personas famosas que nunca les darán a esos pequeños razón de su mamá.
Cada día, en las diversas tareas del diario quehacer de los diversos trabajos, se ven figuras de mujeres masculinizadas maldiciendo la maternidad como si fuera una carga insoportable de la que habría que liberarse. Y no me refiero al caso de mamás "heroicas" que tienen que trabajar para ser "padre y madre" a la vez y que merecen todo nuestro respeto y admiración. Los avances de la ciencia y de la técnica, nos hacen ver ahora, más que nunca, un conocimiento más profundo y preciso sobre los mecanismos biológicos que dan origen a la vida y sabemos que la vida no puede llegar sin la colaboración de la maternidad de la mujer.
En muchos espacios del mundo actual se busca descolocar la imagen de la madre respecto del contexto familiar. No se trata de ser madre de cualquier manera, sino que hablo de ser madre de familia donde podamos identificar a la mujer con la figura del hogar, de la solidaridad, de la preocupación sana, que hace que la familia se mantenga unida y pueda seguir adelante a pesar de las muchas dificultades que por donde quiera se presentan.
Cierto que hay que reconocer el papel fundamental que desempeñan las mamás de hoy en la vida cotidiana y reconocer el valor del trabajo de muchas mujeres en la sociedad. Nuestras mamás modernas deben hacerse presentes en las realidades temporales, aportando su ser propio de mujeres para participar con el hombre en la transformación de la sociedad, pero su trabajo no puede, ni debe, ser reducido solamente a la satisfacción de necesidades económicas innecesarias que se van creando cada día en más cantidad en nuestra sociedad de consumo, sino un instrumento de construcción de la nueva sociedad: la civilización del amor.
Por eso, en este Día de las Madres, sería bueno mirar cómo volver a descubrir esa imagen auténtica de la maternidad, cómo recuperar esa maternidad que debe "brillar" para decir que ser Madre es una verdadera bendición. La maternidad es una bendición, una vocación y una misión que se le ha otorgado a la mujer que es quien puede dar a la humanidad lo que nadie puede dar.
Nosotros, como misioneros, bendecimos continuamente a la mujer como madre. Al rezar el Ave María agradecemos la bendición de la Madre de Dios y el regalo del fruto bendito se vientre, que es Jesús. Con ello estamos bendiciendo la vocación materna de la mujer y este es un dato fundamental para toda la humanidad en este tiempo también.
Volviendo al renglón de la maternidad biológica, y en otros, se ha criticado fuertemente la postura de la Iglesia católica que procura ser fiel al mensaje del Evangelio, al Magisterio y la Tradición. Se ataca fuertemente las declaraciones del Papa, de los Obispos acerca del aborto y de la eutanasia, sobre el amor y la auténtica sexualidad, sobre la fidelidad matrimonial y sobre el divorcio, sobre las relaciones prematrimoniales y extramaritales.
Tenemos que ser imparciales y preguntarnos: ¿Qué desearía el Señor de una mamá moderna? ¿Qué espere flores en este día para recordar su irreemplazable misión? ¿Qué deje este campo y valore más otros que cualquier otro ser humano puede desempeñar? ¿Que valore y se sienta felizmente realizada por tener una misión que es es insustituible e irremplazable?
Toda Madre de familia que ame y defienda a capa y espada su maravillosa vocación, podrá entender lo que quiero decir. Yo preguntaría hoy a las mamás modernas: ¿Si mañana tú, como mamá, ya no estubieras con los tuyos qué desearías que ellos te ofrecieran: regalos, flores, velas,... o el hecho de que se mantengan firmes en la fe aquellos a quienes te has esforzado por enseñar los criterios del amor, de la paz, de la unidad, de la gracia, de la esperanza, del amor al trabajo, de la generosidad y de tantas cosas más para las cuales estás capacitada para dar y formar? ¿Qué esperarías de tus hijos: cosas materiales o que la raíz de los principios que has sembrado en su corazón se manifieste en frutos de congruencia y caridad que hagan un mundo cada día mejor?
Admiro a muchas de estas mamás modernas que han asumido muy bien su papel y las felicito en su día. Gracias por su valioso testimonio de como se puede conjugar la maternidad con el trabajo dentro y fuera de casa, el desgaste, la entrega, la oración, la paciencia, la confianza, el descanso... en fin: gracias por su testimonio de esposas, madres y apóstoles. Pienso que María de Nazareth, si viviera hoy, sería tal vez como muchas de ustedes en el diario ir y venir, mujeres heroicas de sonrisa constante y sonante.
Pidámosle al Señor que conceda a todas las mamás, especialmente a las mamás modernas, congruencia y que alcancen a comprender todas, que la mejor forma en que pueden vivir su matarnidad es haciénodose "pan partido" que se entrega, como Jesús, a migajas a sus hijos. ¡Feliz día de las Madres!
Alfredo Delgado, M.C.I.U.
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