sábado, 30 de julio de 2011

¿Y tú… ¿qué traes en tu bolsa?

Las mujeres, desde tiempos ancestrales, han estado acostumbradas a cargar con una especie de morral o por lo menos de bolsa de supermercado elegante bajo el brazo o sobre el hombro. Muchas de ellas se han hecho acreedoras al título muy merecido de “chachareras”. ¿Por qué chachareras?, pues porque acarrean con cuánta cháchara se les ocurre meter dentro de su bolsa de mano, sin la cual por supuesto, no pueden salir jamás a la calle.

La bolsa de mujer antes de salir de casa se preparara a recibir cuanto objeto podamos imaginar… ¡Virgen Santa, qué inmensidad![1] Que si el fijador, que si el pintalabios perfecto, que si la sombrita y el delineador para transformarse los ojos, que si el rímel y el pinta cachete, que si el labial, que si el enchinador de las pestañas, o como vi hace poco: ¡Una cuchara para ese fin!, el lápiz para las cejas, etc. y allí van todas esas herramientas  y artefactos extraños de belleza para retacar la bolsa y de allí al asiento del carro, del metro o del camión… ¡algo les faltó!, por si hay que darse una manita de gato o un zarpazo de tigre antes de llegar al trabajo, desayuno, reunión, clase de Biblia o lo que sea porque hay que estar bien presentada para los demás.

Obviamente que ya la bolsa con todo lo que se ha metido a última hora ha quedado bastante llena, pero durante el día, se expandirá considerablemente y seguirán echándole cosas; el celular con su cargador (por si las moscas… se le puede ofrecer a alguien) y el montón de colguijitos que suenan; la agenda electrónica y la tradicional por si falla la otra; el lunch y una coca light, sacarina o nutrasweet y unos sobrecitos de crema para el café con el vasito de plástico plegable (son dos raciones de todo, una para compartir).


No puede faltar un par de chanclitas ligeras, pañuelos desechables y demás cosas personales inmencionables aquí; una lima y una pintura para las uñas, amén de acetona y esponjitas para separar los dedos de los pies por si hay tiempo de pintarse; papeles acumulados como: Recibos de pagos propios y notas con encargos ajenos para pagarle a alguien el recibo, un block de notas, un lapicero, por supuesto sacapuntas, un pequeño directorio de teléfonos, fotografías de seres queridos, y… ¡la cartera!, ¡uf!; la cartera con sus varios compartimentos para tarjetas de crédito, débito, tarjetas de descuento y credenciales varias de identificación, la chequera, el monedero, y hasta un pequeño estuchito de manicure que consiste en un par de tijeritas, un corta-uñas, una limita discreta (otra a parte de la que ya se mencionó), un palillo y una navajita de cortar porque alguien los puede necesitar.

No obstante que el peso de la bolsa ya gime pidiendo esquina al levantarle, todavía cualquier mujer no se convence de estar tan segura de no querer atiborrarla más con un botiquín completo por lo que pudiera suceder en el trabajo o en la piñata del sobrinito: Un par de aspirinas, curitas o venditas, un frasquito pequeñito de alcohol, y una latita chiquita de Vick… en algunos casos muy cercanos a nosotros, observamos también “Vitacilina” ¡A qué buena medicina!., hipoglos, q-tips, desinfectante, repelente, y un botecito pequeño de gas lacrimógeno.

Y por supuesto lo que nunca falta en una bolsa como corolario, es una fragancia para la ocasión, bueno, dos, una locioncita por si se da un encuentro afortunado y con mucha frecuencia un perfume tamaño mini de “muestra gratis”, una crema para las manos, un spray de canelita o chicles de menta para refrescar el aliento, un aromatizante pequeño, (aunque hemos llegado a ver bolsas con “Pinol” tamaño mediano), etc. está además una pequeña selección de anillos, aretes, collares y pulseras que serán utilizadas además para préstamo a alguna amiga o familiar a la que no le combine algo..

Caray; parece que sólo nos faltó meter al perrito Chihuahua dentro de la bolsa, pero, faltó también algo esencial: ¡el pasaporte!, por si se ofrece de repente ir a Macalear o a Laredo. Por cierto, si el perrito de casa no cupo dentro de la bolsa, sí ha quedado un lugarcito para el paraguas por si llueve, un par de llaves extras del coche y de la casa, y hasta la correspondencia para revisar en el camino, puf; cuántas cosas necesitan las mujeres para salir a la calle. Ocasionalmente irán adentro otras cosas, como el Misal del domingo, un Rosario con aroma a rosas y unas medias de repuesto… a lo mejor también algunos componentes de entretenimiento. Es decir, un libro, una usb o un mp3 o en las de las señoras más mayores, el tejido con una bola de repuesto y la revista con las instrucciones. Si la mujer es muy católica estará presente, además del misal, la novena en turno, estampas de san Judas, san Antonio, santa Teresita y la oración del Ángel de la Guarda y tal vez una Biblia en edición de bolsillo.

Esto hace muy comprensible darse cuenta de que cuando una mujer busca algo no lo encuentra y tiene que vaciar la bolsa completa para hallarlo rápido, ¿conoces a alguien a quien le haya pasado? Creo que a muchos nos ha tocado ver a algunas mujeres: amigas, familiares, la esposa, etc. sacar de sus bolsas cosas tan raras como pantuflas, piedras, herramientas grandes (he llegado a ver martillo y desarmador), y un sin fin de cosas que nos tomaría siglos mencionarlas en este pequeño ensayo sobre la bolsa de mujer.

Lo que guarda una bolsa de mujer, es un dilema nunca entendible por un hombre. De allí, pueden salir fácilmente, si la susodicha es educadora, ¡Conejos y enanos de Blanca Nieves! (en foamy o de plástico), que muchas veces se vienen del kinder al acabar la faena diaria, lápices enormes de un amarillo intenso y cinta scotch si es estudiante, algunos planos en miniatura si es una arquitecta. Planeaciones de juntas y discursos del jefe si se trata de una secretaria y una bolsita con detergente… ¡por si se ofrece! entre una especie de oficina portatil, pudiendo encontrar allí grapadoras, miniguillotinas, clips y por supuesto papelitos auto adheribles para recados.

Resulta maravilloso comprobar todo lo que puede viajar en una bolsa, y el acomodo de la misma, incluída en de la mujer moderna, el lector electrónico y su cargador. Al fondo y un poco escondido, se encuentra el dichoso celular y un conector usb —todo esto enredado entre los mismos cables—, por ello llamar a una mujer mientras va de camino es perder el tiempo en querer que responsa pronto, jamás lo escuchará o no lo podrá sacar porque intentará primero encontrar la bolsita de aprove de Soriana que echó adentro para poder vaciar el contenido de la bolsa y encontrar el celular, de allí irán saliendo las mil y una cosas que utilizan en los arreglos cotidianos, otro pintalabios, pestañas postizas, maquillajes, papeles, exámenes, plumas, más colores y servilletas, monedas, una que otra etiqueta de ropa y cuanta cosa se pueda uno imaginar antes de que por último, salte el celular ¡descargado!

Qué importa que del baúl de la mujer salgan volando mariposas y colibríes, duendes, gatos y perros de papel y todos los personajes de los cuentos infantiles, puños de llaves o coloretes. La bolsa nunca se llenará y cabrá más y más porque sabes qué… esa bolsa es como el corazón que sabe amar al estilo de la Virgen María… ¡Todo cabe allí pensando en los demás, porque a fin de cuentas muchas de las cosas de una bolsa de mujer,  no son para ella, son para los demás!

En los últimos años hemos visto una tendencia muy marcada: los hombres ya tenemos que usar bolsas porque hay que cargar algunas cosas que antes no utilizábamos. Y esto no está mal, al contrario, quiere decir que ahora podremos empezar a entender un poco sobre lo que el mini universo dentro de una bolsa de mujer vale y lo útil que puede llegar a ser utilizar este accesorio.

Si se trata de un estudiante, probablemente hay que cargar con la laptop y algunos libros, por lo tanto se ocupa una bolsa o portafolio amplio con compartimentos que permitan acomodar el celular, los audífonos, etc. Si es alguien que trabaja, probablemente ocupará una bolsa con pequeñas divisiones en el interior para separar las cosas como documentos (pasaporte, visa, credenciales) y un bolígrafo, el cepillo de dientes, etc. Si es alguien que todo el día anda en la calle, que gusta de ir al gimnasio, o viste muy relajado, entonces será una mochila  en donde se pueda meter un cambio de ropa, accesorios (lentes de sol, toalla, productos para el cabello, etc.)

Como digo, el utilizar bolsa ya no es exclusivo de las mujeres aunque nosotros le llamemos "backpack", "mochila" o "portafolio". ¿De qué lo iremos a retacar? Eso será tema para otra vez.

Alfredo Delgado Rangel, M.C.I.U.

[1] Con todo respeto me pregunto ¿Cargaría bolsa la Virgen María? Yo creo que sí.

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