El año 2015 ha sido vivido como el "Año de la Vida Consagrada". Cada religioso —entre ellos yo mismo— debe preguntarse qué va quedando de la vivencia de este espacio de tiempo en nuestras vidas.
Siempre, las Bienaventuranzas (Mt 5,1ss) han marcado el ritmo de la vida del consagrado que quiere plasmar a Cristo en él y ser, como decía la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento: "una copia fiel de Jesús".
Me encontré estas "Bienaventuranzas de la Vida Consagrada" que escribió en una carta el arzobispo español Carlos Osoro (2/2/14), y las comparto con ustedes, en especial con mis hermanos y hermanas que conmigo caminan por las sendas de la Vida Consagrada:
“1) Bienaventurados quienes escuchan la llamada de Dios y descubren que son elegidos por Él, llamados por Él y se dejan guiar por su llamada.
2) Bienaventurados quienes viven con la seguridad y la certeza de que es Dios quien capacita siempre para dar una respuesta a su llamada, con compromiso de totalidad.
3) Bienaventurados los que llegan a descubrir y vivir que esa llamada tiene un contenido y una exigencia, la de que toda su vida gire en torno a Jesucristo.
4) Bienaventurados los que saben experimentar como gracia que Cristo, muerto y resucitado, es quien nos introduce en la vivencia del Reino que Él ha inaugurado.
5) Bienaventurados los que descubren y viven una vida distinta de la que se construye y se realiza con la fuerza , el poder y con las manifestaciones del mundo.
6) Bienaventurados quienes comprenden, junto al Señor, que la Vida Consagrada nos introduce en una nueva comunidad de vida, que es la Iglesia, que tiene su manifestación en vidas concretas que expresan la relación entre Cristo y la Iglesia su esposa.
7) Bienaventurados quienes son llamados a regalar el amor eterno y darlo en la manera de mirar y obrar de Cristo.
8) Bienaventurados los que saben que lo suyo viene de Dios y ello supone una dedicación total y absoluta a la gloria de Dios y al servicio de la Iglesia y para todos.”
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