La historia de la Iglesia ubica las primeras fiestas de la celebración de la Navidad en el siglo IV, cuando los católicos buscaban una fecha especial para celebrar el glorioso Nacimiento de Jesucristo y encontraron el 25 de diciembre como un día muy especial, por estar en el solsticio de invierno y recibir a Jesús, el Sol que vino a iluminar a la humanidad. La fecha del 25 de diciembre fue el resultado de los intentos realizados por los primeros cristianos para averiguar la fecha de nacimiento de Jesús, basándose en cálculos de calendario que nada tenían que ver –como muchos piensan– con los festivales paganos en honor a Saturno.
Hay pruebas del Este griego y del Oeste latino que muestran que los cristianos intentaban averiguar la fecha del nacimiento de Cristo mucho antes de que lo empezaran a celebrar de una forma litúrgica, incluso en los siglos II y III. De hecho, las pruebas indican que la atribución a la fecha de 25 de diciembre fue una consecuencia de los intentos por determinar cuándo se debía celebrar su muerte y resurrección.
Los antecedentes más fidedignos sobre la celebración de la Navidad son de carácter religioso. La ceremonia de Navidad más antigua de la que se tienen datos exactos se remonta al período entre los años 320 y 353 pero ya antes se celebraba. Se sabe que en el año 345, por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno se fijó la fecha de la Natividad. Ellos propusieron esta fecha y El Papa Julio I, habiendo escuchado las razones expuestas por ellos y otos teólogos de aquel tiempo, fijó la fecha del 25 de diciembre. Así debe entenderse que esta fecha es la conjunción de costumbres y tradiciones heredadas.
El emperador Aurelio, que gobernó el imperio romano desde el año 270 hasta su asesinato en 275, era un hombre hostil hacia el cristianismo, y está documentado que por eso promocionó el establecimiento del festival del "Nacimiento del Sol Invicto", como un método para unificar los diversos cultos paganos del Imperio Romano alrededor de una conmemoración del "renacimiento" anual del sol. Se sabe que él lideró un imperio que avanzaba hacia el colapso, ante las agitaciones internas, las rebeliones en las provincias, el declive económico y los repetidos ataques por parte de tribus germanas por el norte y del Imperio Persa por el este y por eso buscó establecer alguna fiesta que congregara al pueblo pagano para darle, como se dice «pan y circo» y tenerlo contento.
Al crear esa nueva festividad, su intención era que el día 25, en el que comenzaba a alargarse la luz del día y a acortarse la oscuridad, fuera un símbolo del esperado "renacimiento" o eterno rejuvenecimiento del Imperio Romano, que debía ser el resultado de la perseverancia en la adoración de los dioses cuya tutela (según creían los romanos) había llevado a Roma a la gloria y a gobernar el mundo entero. Y si podía solaparse con la celebración cristiana, mejor aún. De manera que las saturnarias o fiestas en honor de Saturno, buscaban opacar la celebración de los cristianos. Se sabe que en realidad, esa fecha no tenía ningún sentido religioso en el calendario festivo pagano en tiempos anteriores a Aurelio, y el culto al sol tampoco desempeñaba un papel importante en Roma antes de su llegada.
El festival pagano del "Nacimiento del Sol Invicto", instituido por el emperador romano Aurelio el 25 de diciembre de 274, fue casi con toda certeza un intento de crear la alternativa pagana a una fecha que ya gozaba de cierta importancia para los cristianos romanos. Así pues, "los orígenes paganos de la Navidad" son un mito sin fundamento histórico. Fue primero la Navidad, que se popularizó después y luego las fiestas en honor al sol. Aurelio buscó exaltar el Saturnal Romano que se celebraba el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura con una fiesta que se prolongaba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes. Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.
Todos sabemos que a lo largo de los siglos, muchas costumbres, tradiciones, mitos y leyendas se han ido agregando a las fiestas de Navidad, por eso algunos signos de estas fechas provienen de muchos países diferentes, hasta llegar a la actual celebración de la Navidad.
Los primeros cristianos sabían que el verdadero espíritu de la Navidad era de una gran alegría y regocijo porque ha nacido el Salvador. Hacían fiesta porque Dios se ha hecho hombre. «ET VERBO CARO FACTUM EST». El Mesías se ha hecho partícipe de nuestra naturaleza. Ha compartido con nosotros alegrías, penas y sufrimientos. Se hizo semejante en todo a nosotros, menos en el pecado. Como dice la Escritura: "El Cordero libre de pecados cargó con todos los pecados de nosotros para ofrecérselos al Padre Eterno como único holocausto y hostia pura de sacrificio agradable a Dios".
Así, se recordaba al pueblo cristiano, que ya celebraba la Navidad sin una institución oficial, que esa luz nueva que los paganos celebraban en las saturnarias, es Cristo, luz de nuestras vidas y, como somos seres que hablamos por medio de signos, era necesario mostrar con signos de fiesta el gozo del nacimiento del Salvador.
En el año 540, un error del monje Dionisio, apodado «El Exiguo», en el cálculo de las fechas, fijó esta fecha como el nacimiento del Mesías, sin embargo, el error pudo haber estado también en el año, de manera que nuevos cálculos hicieron descubrir que tal vez Jesús nació entre cuatro y seis años antes del inicio de la era cristiana durante el reinado de Herodes.
El tema de la fecha exacta es controvertido, aunque varios teólogos de los primeros tiempos de la Iglesia intentaron comprobar la época real del nacimiento de Cristo y todo ello fue discutido desde el segundo siglo (con otros temas como la fecha de Pascua, la conmemoración de la muerte y de la resurrección de Cristo), porque las Escrituras solo señalan que la muerte de Cristo fue en la Pascua Judía. A esta precisión se suma la complejidad derivada en los computos de los calendarios judíos, griegos, y latino. Hay relatos de algunos cristianos que narran la celebración de nacimiento de Cristo en Marzo o Abril. Pero al final, se determinó celebrar la concepción de Cristo el 25 de Marzo, la misma que el banquete de la Resurrección, y por tanto la fecha cuando el ángel se le apareció a María. Ahora bien, según los judíos antiguos y los primeros cristianos, la vida comienza en la concepción. Si esto es así y se concibió a Cristo el 25 de Marzo, entonces nueve meses más adelante nació, es decir, el 25 de Diciembre.
Hasta la fecha, la fiesta de Navidad es la más universal de todas las celebraciones de la humanidad y con la globalización, ha recogido múltiples tradiciones de las diversas naciones, es una época de re-encuentro, de alegría, de paz; incluso ese día por una tradición muy antigua, se suspenden las guerras. Con el tiempo se fueron añadiendo los villancicos y la representación del Nacimiento con figuras de barro y escenificaciones vivientes. La historia atribuye a san Francisco de Asís como el creador del nacimiento para mostrar al mundo la pobreza en que nació Jesús. Se ponían diversas figuras o se pedía a las personas que representaran a alguno de los personajes y se narraban diversas escenas de la vida de Cristo.
Tradicionalmente se celebra el Nacimiento del Salvador con la Misa de Gallo, que se celebra la noche del 24 de Diciembre alrededor de las 12 de la noche. Su celebración conmemora el nacimiento del Niño Dios y tanto las lecturas como los cantos nos hablan de la natividad. Después de la cena de Navidad, las familias católicas se dirigen a la iglesia para asistir a la ceremonia.
La iglesia tomó esta costumbre de los ritos de los templos de Jerusalén que celebraban tres misas el día del nacimiento de Jesús. La primera en la noche en la cueva de la natividad, santificando así la hora del nacimiento del Señor. La segunda al amanecer como signo de la resurrección y recordando el natalicio del Dios-hombre; y la tercera en el templo, siendo ésta el oficio solemne del día. En Roma también celebraban tres misas: una en la noche en Santa María la Mayor recordando la hora del nacimiento. Otra al amanecer recordando el misterio de la resurrección y la tercera el oficio solemne del día, en San Pedro.
La Navidad, actualmente, se celebra litúrgicamente con tres misas: la de medianoche, la del alba y la del mediodía, que cubren todo el desarrollo de los festejos navideños. En esta noche en que se celebraba el despertar del sol (es cuando empieza a alargar el día), no se debía dormir, sino que había que pasarse toda la noche de fiesta. Con el cristianismo esas fiestas se cristianizaron, siendo el nuevo eje de la misma Jesús recién nacido.
La celebración del Nacimiento de Cristo, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. El papa Juan Pablo II fue el primer Papa que colocó un Árbol de Navidad en el centro de la plaza de San Pedro, junto al Nacimiento. No existe un registro detallado que certifique sobre el primer uso del árbol de Navidad, para festejar el nacimiento de Jesús. Pero se menciona que en el año 200 d.C. ya se presentaba el uso de árboles en la celebración de la Navidad.
En los últimos años, muchos villancicos han sido recuperados y se han compuesto muchos nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846. A eso se añadió la familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, una invención estadounidense, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás de Bari y una jovial figura medieval, el espíritu de navidad. En Rusia lleva tradicionalmente un cochinillo rosa bajo el brazo.