Siempre me ha gustado el cine. Recuerdo desde pequeño las idas al cine Encanto, una de las construcciones de mi abuelo Gerónimo, de la que él se gozaba explicándonos cómo tuvo que hacer en aquellos años para que le permitieran contruir un techo "de tensión" sin columnas. Luego aquellas épocas de adolescente cuando existían el cine Olimpia y el cine Elizondo y nos íbamos Humberto Rebolledo y yo a la función de las 4 a uno para pasarnos luego a la de 7:30 al otro. Hoy gozo de la magia de poder ver cine en casa en DVD o Internet. La verdad hace muchísimo que no me paro en un cine, pero, el gusto por el Séptimo Arte no se ha terminado.
Quiero ahora comentar la película "El Discurso del Rey", que como todo cinéfilo sabe, es la película ganadora del Oscar 2011. Una película drámatica, protagonizada por Colin Firth, Geoffrey Rush y Helena Bonham Carter, basada en la historia real del Rey Jorge VI (padre de la actual reina de Inglaterra). Y quiero hablar de ella porque me da gusto ver una película libre de adicciones y llena de valores.
Tras la muerte de su padre, el rey Jorge V (Michael Gambon), y la escandalosa abdicación del príncipe Eduardo VII (Guy Pearce), Bertie (Colin Firth), afectado desde siempre de un angustioso tartamudeo, asciende de pronto al trono como Jorge VI de Inglaterra. Su país se encuentra al borde de la guerra y necesita desesperadamente un líder fuerte y creíble, por lo que su esposa Isabel (Helena Bonham Carter), la futura reina madre, le pone en contacto con un excéntrico logopeda llamado Lionel Logue (Geoffrey Rush).
A pesar del choque inicial, los dos se sumergen de lleno en una terapia poco ortodoxa que les llevará a establecer un vínculo inquebrantable. Con el apoyo de Logue, su familia, su gobierno y Winston Churchill (Timothy Spall), el rey supera su afección y pronuncia un discurso radiofónico que inspirará a su pueblo y los unirá en la batalla.
En primer lugar, habremos de decir que la película es sumamente actual, en cuanto al auge que se le está dando a la figura del «entrenador» (Coach) en todos los campos. Según múltiples y diversas voces, vivimos la mayor crisis de liderazgo de nuestra historia. Pero, ¿por qué no se forjan nuevos líderes? ¿Y en el mundo empresarial o en el campo político o religioso por qué no tenemos figuras destacadas? Una mirada a la historia reciente de nuestros pueblos, siempre enriquecedora, nos resulta en este caso reveladora en nuestro afán por dar respuesta a preguntas como éstas.
Aunque todos nacemos con voz, hay que trabajarla igual que el lenguaje, pues es a través de nuestras palabras como ganamos la confianza de nuestro entorno y, en el caso de un misionero, será clave para su predicación.
El 1% de la población mundial padece tartamudez. En el caso del cine podemos pensar en figuras como el actor Bruce Wills, que se dio cuenta que arriba del escenario su tartamudez desaparecía ya que le era más fácil expresarse estando en una tarima. Marck Anthony y la controvertida Marilyn Monroe eran tartamudos. James Earl Jones, mejor conocido por ser la voz de Darth Vader en la saga de Star Wars, y Mufasa en el “Rey León” comenzó a tartamudear cuando tenía cinco años. Este hombre se mantuvo en silencio durante 8 años, hasta que entró a la escuela secundaria y un maestro descubrió que tenía talento para escribir poesía, y a manera de ayuda lo obligó a recitarlos frente a su salón de clase. Lo que dio resultado. Anthony Hopkins, famoso en México por la entervista con Dóriga en el «Juai de rito», solía balbucear y babear. Según comenta él mismo: “Yo era un solitario con dislexia, que pasó la escuela de manera improductiva, por lo que decidí internarme en el mundo del arte”. Cuando Hopkins tenía 15 años, fue alentado para convertirse en actor, y hoy es reconocido mundialmente por su legendario papel del “Doctor Hannibal Lecter”, que le dio un Óscar en 1992. También las actrices Sandra Buclok y Julia Roberts son y fueron tartamudas, aún cuando la técnica usada les permitió hablar sin revelar ningún asomo del padecimiento.
Lewis Carrol, autor de “Alicia en el País de las Maravillas”, Miguel de Cervantes y Saavedra, autor de “El Quijote”, también Napoleón Bonaparte, Charles Darwin e Isaac Newton, por citar algunos de entre los hombres más famosos del planeta, fueron tartamudos.
También se sabe del problema de tartamudez de Eduardo VI de Inglaterra, del ex presidente de esa misma nación, Winston Churchill y del escritor Jorge Luis Borges, famosos cuyo trastorno no evitó que alcanzaran las estaturas que exhibieron en los roles que les tocó desempeñar. El rey Carlos I y Charles Darwin, fueron tartamudos en algún período de sus vidas.
En la antigüedad, Demóstenes, Virgilio, Erasmo y en el campo religioso podemos recordar el caso de Moisés, todo un líder que movía masas, ayudado (entrenado) por su hermano Aarón. Éxodo 4,10 apunta: “Moisés dijo a Yavé: Te suplico tengas presente que yo nunca he tenido facilidad para hablar, ni aún después que tú me hablaste, pues no encuentro palabras para expresarme". Asimismo en 6, 12 se lee: "Moisés dijo a Yavé: Si los hijos de Israel no me hacen caso. ¿Cómo pretendes que me escuche el Faraón, siendo además yo de lengua tan torpe?"
Jorge VI tenía en su interior muchos valores que superando sus limitaciones consigue sacar ¿Te parece que esta cinta potencia valores como el humor, el afán de superación, la amistad, cuestiones todas que deben reinar en nuestra vida?
Para conseguir que alguien llegue a ser un líder, pues aunque se nace con capacidades es una faceta que hay que trabajar para llegar a la excelencia, hay que llegar a la profundidad de la persona. ¿Cómo juzgas el valor de Jorge VI como líder durante la II Guerra Mundial?
No se puede liderar sin ser un gran comunicador, pues si quieres ser una persona que influye, la información debe fluir y la conversación debe ser un placer donde tiene que tener cabida el otro. ¿Cómo logra todo Su Majestad?
En la rígida sociedad inglesa la comunicación rompe las barreras. Sólo consiguiendo el grado de confianza que desarrollan el señor Loake (terapeuta australiano) y su Majestad hacen posible una empresa en la que los más reputados doctores de todo el imperio británico habían fallado. ¿Podemos destacar el componente emocional de la relación entre el Rey y su entrenador (coach)?
En la película el Rey es el líder del pueblo británico, aunque no quiera desempeñar este papel, y por ello está obligado a transmitir seguridad y confianza en su figura, que trasciende al hombre para convertirse en un referente. ¿Se fijaron en la importancia de la ilusión y el entusiasmo, además de la utilización de preguntas y la valentía?
Como le ocurría a Bertie con su hermano, siempre hay gente que nos provoca bloqueos o tartamudez. ¿Cómo vencer esos obstáculos? ¿A quién o a qué podemos recurrir?
Asuntos como la capacidad de superación de uno mismo, la constancia, el rigor, la confianza, el poder de la comunicación... fueron pilares sobre los que se necesita basar la capacidad de liderazgo. Como misioneros, estamos llamados a ser líderes. Debemos confiar, como Jorge VI lo hizo, en quienes nos puedan ayudar y que son conocedores o profesionales en este campo y dejarnos asesorar por aquellos técnicos en la materia.
Hay un libro que viene a completar la película y es "The King's speech. How one man saved the british monarchy", de Mark Logue y Peter Conradi. Mark es el nieto de Lionel Logue, el entrenador de Jorge VI, y custodio de los archivos familiares. El proceso de coaching es confidencial, evidentemente; sin embargo, tras el fallecimiento del pupilo (el padre de la actual soberana británica, Isabel II) y del coach, los diarios de éste han salido a la luz. El libro va más allá del discurso que inicia la II Guerra Mundial en 1939, porque Lionel acompañó al Rey durante todo el conflicto bélico: Desde los días más oscuros, la victoria en 1945, hasta su fallecimiento el 5 de febrero de 1952. Cuando murió el Rey, su viuda, la actual Reina Madre, escribió a su entrenador: "Creo que se, tal vez mejor que nadie, cuánto ayudó al rey, no sólo con su modo de hablar, sino que a lo largo de toda su vida y de su modo de ver la vida".
Lionel Logue murió el 12 de abril de 1953. En el obituario, The Times dijo de él, "uno de los mejores especialistas en el tratamiento de defectos del habla y que el principal responsable de que el Rey Jorge VI superara los impedimentos en sus discursos. Mantuvo una relación muy cercana durante mucho tiempo".
Alfredo Delgado, M.C.I.U.