Y es precisamente hoy, en el día en que celebramos la fiesta de la visitación de santa María a su parienta Isabel en que retomo esta práctica que mucho me ayuda. Escribí aquel domingo 2 de marzo contando que el número de católicos practicantes ha bajado muy considerablemente y esta mañana, en la Misa a la que había invitado en todas las celebraciones del fin de semana pasado, lo constaté... ¿Será que toda mi comunidad parroquial esté tan ocupadísima los sábados en la mañana que no puedan venir un sábado al año para honrar a la Virgen y coronarla con nuestra visita celebrando esta visita? ¿Será que las fiestas marianas hayan ya pasado no a segundo término sino al décimo octavo o vigésimo? Me llamó mucho la atención que la asistencia a esta Misa fue de menos del 1% de la comunidad. Y si pregunto: «¿por qué no viniste?» de seguro me van a responder: «¡porque no tuve tiempo!».
¿Cómo hizo la santísima Virgen María para darse tiempo y subir a las montañas de Ain Karim compartiendo el gozo de la espera dichosa con Isabel y su familia? ¿Cómo hizo nuestro Señor para darse tiempo y hacerse presente con los amigos que lo invitaron a su boda en Caná? ¿Cómo hizo Pablo para encontrar espacio y reunirse con Aquila y Priscila?... ¡Es por eso que escribo! Es que he caído en la cuenta de que no puedo encerrarme en el decir: «¡Es que no tengo tiempo para escribir! Todos tenemos tiempo para lo que nos gusta, para lo que nos descansa, para lo que nos hace crecer y a veces, por el ajetreo, la flojera, la desidia... dejamos las cosas en modo «stand by». Gracias al ejemplo que me ha dado toda la gente que no vino a Misa porque hoy no obliga... me propongo encontrar tiempo para escribir. ¡Bendecido sábado, fiesta de la visitación de María a su parienta Isabel!
Padre Alfredo.