martes, 16 de diciembre de 2025

«Hoy empiezan las posadas»... UN PEQUEÑO PENSAMIENTO PARA HOY

Oficialmente hoy empiezan las Posadas, esta antiquísima tradición mexicana que se ha extendido por el mundo para revivir el peregrinaje de María y José desde Nazaret a Belén en busca de alojamiento —posada— para el nacimiento del Niño Jesús. Cada uno de los nueve días que anteceden a la Navidad, va marcando un valor específico o virtud, como la humildad, la fortaleza, la esperanza, la caridad, la justicia, la pureza, la alegría, el desprendimiento y la confianza. Las Posadas son mucho más que una simple recreación, son una oportunidad para unir a la comunidad, fomentar la solidaridad y fortalecer los lazos familiares y amistosos. Se trata de reuniones que encapsulan el espíritu navideño mexicano, caracterizado por la generosidad, la hospitalidad y la devoción religiosa. Los peregrinos, llevando las imágenes de María y José y acompañados con velas, cantan pidiendo que les abran la puerta en varios espacios. Una vez aceptados, se les recibe, se apagan las velas y se encienden las luces. Enseguida viene el rezo del rosario con cantos, el romper la piñata que representa las tentaciones y se golpea hasta romperse, simbolizando la victoria sobre el mal. Luego se disfruta de la comida y la convivencia.

Esta tradición, ha experimentado en las últimas décadas una transformación muy profunda. Lo que fue una celebración eminentemente religiosa, hoy se vive, en muchos casos, como un evento predominantemente social. La música, la convivencia marcada por el consuma sumamente excesivo de alcohol y el ambiente festivo han desplazado, en muchos casos, el componente espiritual. La relación de mucha gente con la religión, el tiempo libre y la identidad cultural está mediada por la globalización, la tecnología y los cambios sociales que atraviesan a México y al mundo. Por ello, eso ha influenciado para cambiar las prácticas festivas que les fueron heredadas. Uno de los factores importantes para comprender este fenómeno es la distancia creciente entre el mundo consumista, materialista y hedonista y las instituciones religiosas. Es de todos sabido que actualmente se registra una disminución en la práctica religiosa. Casa vez más personas —incluso miembros de nuestras familias, se identifican como creyentes no practicantes, espirituales pero no religiosas, o simplemente alejadas de cualquier doctrina formal. En este contexto, las posadas ya no despiertan el mismo interés espiritual que antaño.

En medio de este contexto, la liturgia de la palabra de la misa de hoy nos presenta al profeta Sofonías (Sof 3,1-2.9-13), que alza la voz en el nombre del Señor y busca suscitar gente fiel —aunque sea un pequeño grupo— que restaure el verdadero culto al Señor en espíritu y en verdad. Hemos nosotros como aquel «resto fiel» estar muy atentos para escuchar la llamada de Dios y no perdernos en celebraciones en donde el gran ausente es precisamente él, el Señor. Tenemos que darnos cuenta de lo que impide la llegada del Señor a nuestras vidas y a las del mundo que nos rodea y vencer la oscuridad de la negación práctica al Dios que salva. A la luz de Sofonías y los demás profetas que vemos en el Adviento, discernamos cada uno, junto a María y José, si formamos parte de ese «resto» o estamos atrapados por el sin sentido de fiestas vacías, si quizá incluso nos sentimos llamados a ser profeta para los que me rodean, si puedo vivir la humildad y la pobreza que hacen posible «ver» a Dios. ¡Bendecido martes!

Padre Alfredo.

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