jueves, 2 de julio de 2015

Una visión de conjunto de la encíclica «LAUDATO SI» del Papa Francisco

El Papa Francisco nos regala, en su encíclica «LAUDATO SI», 191 páginas que nos llevan a un encuentro con el El Evangelio de la creación, la raíz humana de la crisis ecológica, una ecología integral, algunas líneas orientativas y de acción para nuestros tiempos y la educación y espiritualidad ecológica. La encíclica termina con una oración interreligiosa por nuestra tierra y una oración cristiana con la creación.

Se lee casi de corrido, por lo menos así me pasó a mí, que la leí ese mismo 18 de mayo en que publicó. Comparto con ustedes ahora unas lineas generales de la misma, que puedan servir a quienes no disponen del tiempo necesario para leerla toda o necesitan una visión de conjunto.




LÍNEAS GENERALES:

''¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?''. Esta pregunta está en el centro de todo este documento sobre el cuidado de la casa común. "¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué vinimos a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita esta tierra?'': ''Si no nos planteamos estas preguntas de fondo —dice el Papa— ''no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan obtener resultados importantes''.

La Encíclica toma su nombre de la invocación de san Francisco, ''Laudato si mi Signore'', que en el Cántico de las creaturas nos recuerda que la tierra, nuestra casa común, es también como una hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos. Nosotros mismos 'somos tierra. Nuestro propio cuerpo está formado por elementos del planeta, su aire nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura.

Ahora esta tierra está maltratada y saqueada, y sus gemidos se unen a los de todos los abandonados del mundo. El Papa nos invita a escucharlos, llamando a todos y cada uno a una ''conversión ecológica'', asumiendo la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta ante el ''cuidado de la casa común''. Al mismo tiempo, el Papa Francisco reconoce que se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta, permitiendo una mirada de esperanza: La humanidad tiene aún la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común; el ser humano es todavía capaz de intervenir positivamente; no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse, volver a elegir el bien y regenerarse.

El Papa, además de escribir a los fieles católicos, se propone en esta encíclica entrar en diálogo con toda la humanidad sobre nuestra casa común: el diálogo aparece en todo el texto, y en el capítulo 5 se vuelve instrumento para afrontar y resolver los problemas. Desde el principio el papa Francisco recuerda que también 'otras Iglesias y Comunidades cristianas —como también otras religiones— han desarrollado una profunda preocupación y una valiosa reflexión sobre el tema de la ecología. En varios momentos, el Papa Francisco agradece este esfuerzo de innumerables científicos, filósofos, teólogos y organizaciones sociales que ha enriquecido el pensamiento de la Iglesia sobre estas cuestiones e invita a todos a reconocer la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para el desarrollo pleno del género humano.

El contenido de la Encíclica está trazado en el n. 15 y se desarrolla en seis capítulos. A partir de la escucha de la situación a partir de los conocimientos científicos de hoy, recurre a la luz de la Sagrada Escritura y la tradición judeo-cristiana , detectando las raíces del problema en la tecnocracia y el excesivo repliegue autorreferencial del ser humano. La propuesta de este documento es la de una ecología integral, que incorpore claramente las dimensiones humanas y sociales, inseparablemente vinculadas con la situación ambiental. En esta perspectiva, el Papa Francisco propone emprender un diálogo honesto a todos los niveles de la vida social, que facilite procesos de decisión transparentes. Y nos recuerda a todos que ningún proyecto puede ser eficaz si no está animado por una conciencia formada y responsable, sugiriendo principios para crecer en esta dirección a nivel educativo, espiritual, eclesial, político y teológico. El texto termina con dos oraciones, una que se ofrece para ser compartida con todos los que creen en ''un Dios creador omnipotente'' , y la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, rimada con el estribillo ''Laudato si’'', que abre y cierra la Encíclica.

Este valioso documento de suma actualidad, está atravesado por algunos ejes temáticos, vistos desde variadas perspectivas, que le dan una fuerte coherencia interna. Todo queda interconectado con estos temas: La íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida.
Se puede decir que el núcleo de la propuesta del Papa con esta Encíclica es una ecología integral como nuevo paradigma de justicia, una ecología que incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea. De hecho no podemos entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Esto vale para todo lo que vivimos en distintos campos: en la economía y en la política, en las distintas culturas, en especial las más amenazadas, e incluso en todo momento de nuestra vida cotidiana.

Es el capítulo final el que va al núcleo de la conversión ecológica a la que nos invita la Encíclica. La raíz de la crisis cultural es profunda y no es fácil rediseñar hábitos y comportamientos. Deben involucrarse todos los ambientes educativos de la persona en este cambio, la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis.

El Papa nos propone apostar por un nuevo estilo de vida que abra la posibilidad de ejercer una sana presión sobre quienes detentan el poder político, económico y social. Es lo que sucede cuando las opciones de los consumidores logran modificar el comportamiento de las empresas, forzándolas a considerar el impacto ambiental y los modelos de producción.

Para el creyente, el mundo no se contempla desde afuera sino desde adentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres. Además, haciendo crecer las capacidades peculiares que Dios le ha dado, la conversión ecológica lleva al creyente a desarrollar su creatividad y su entusiasmo.

En este documento, el Papa Francisco mantiene la línea propuesta en la Evangelii Gaudium: ''La sobriedad, que se vive con libertad y conciencia, es liberadora'', así como ''La felicidad requiere saber limitar algunas necesidades que nos atontan, quedando así disponibles para las múltiples posibilidades que ofrece la vida.'' De este modo se hace posible ''sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos''.

Los santos nos acompañan en este camino. San Francisco, mencionado muchas veces, es el ''ejemplo por excelencia del cuidado por lo que es débil y de una ecología integral, vivida con alegría''. Pero la Encíclica recuerda también a San Benito, Santa Teresa de Lisieux y al beato Charles de Foucauld.

Después de la lectura de «LAUDATO SI», el examen de conciencia de cada uno de los lectores, deberá incluir una nueva dimensión, considerando no sólo cómo se vive la comunión con Dios, con los otros y con uno mismo, sino también con todas las creaturas y la naturaleza''.

El documento se desarrolla así:

CAPÍTULO 1 – LO QUE ESTÁ PASANDO A NUESTRA CASA
Calentamiento global y contaminación; Contaminación, basura y cultura del descarte; El clima como bien común; La cuestión del agua ;Pérdida de biodiversidad;Deterioro de la calidad de la vida humana y decadencia socia;Inequidad planetaria;La debilidad de las reacciones. Diversidad de opiniones.

CAPÍTULO 2 – EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN 
La luz que ofrece la fe;La sabiduría de los relatos bíblicos;El misterio del universo; El mensaje de cada criatura en la armonía de todo lo creado;Una comunión universal; El destino común de los bienes;La mirada de Jesús.

CAPÍTULO 3 – LA RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA 
La tecnología: creatividad y poder; La globalización del paradigma tecnológico; Crisis y consecuencias del antropocentrismo moderno; El relativismo práctico; La necesidad de preservar el trabajo; La innovación biológica a partir de la investigación.

CAPÍTULO 4 – UNA ECOLOGÍA INTEGRAL 
Ecología ambiental, económica y social;La ecología cultural;La ecología humana y el espacio de la vida cotidiana;El principio del bien común;Una justicia intergeneracional bien entendida.

CAPÍTULO 5 – ALGUNAS LÍNEAS ORIENTATIVAS Y DE ACCIÓN 
El diálogo sobre el ambiente en la política internacional;El diálogo hacia nuevas políticas nacionales y locales;Favorecer debates sinceros y honestos;Política y economía en diálogo para la plenitud humana;Las religiones en el diálogo con las ciencias.

CAPÍTULO 6 – EDUCACIÓN Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA 
Apostar por otro estilo de vida Educación para la alianza entre la humanidad y el ambiente;La conversión ecológica; Gozo y paz ;El amor civil y político;Los signos sacramentales y el descanso celebrativo; La Trinidad y la relación entre las criaturas;La Reina de todo lo creado;Más allá del sol.

Espero que sea de su ayuda esta pequeña orientación del documento. 


Alfredo Delgado, M.C.I.U.