jueves, 20 de octubre de 2016

«DALES SEÑOR, EL DESCANSO ETERNO»... Novena por nuestros fieles difuntos*


PRIMER DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

Lectura bíblica: Mt 26, 36- 45

"Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.» Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: «Mi alma esta triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.» Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú.» Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: « ¿Con que no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»  Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.» Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados. Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar»". Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


SEGUNDO DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

Lectura bíblica: Sab 2, 21 – 24.31
     
"Así discurren los malos, pero se equivocan, los ciega su maldad; no conocen los secretos de Dios, no esperan recompensa por la santidad, ni creen en el premio de las almas intachables. Porque Dios creó al hombre para la incorruptibilidad, le hizo imagen de su misma naturaleza; mas por la envidia del diablo entró la muerte en el mundo y la experimentan los que le pertenecen. En cambio, las almas de los justos están en las manos de Dios y no les alcanzará tormento alguno". Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


TERCER DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

Lectura bíblica: Rom 5, 12 – 17

"Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron; porque, hasta la ley, había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputa no habiendo ley; con todo, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés aun sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán, el cual es figura del que había de venir. Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo murieron todos ¡Cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesucristo, se han desbordado sobre todos! Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia, partiendo de uno solo, lleva a la condenación, más la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se resuelve en justificación. En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, por Jesucristo!" Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


CUARTO DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

Lectura bíblica: Jn 11, 17 – 27

"Cuando llegó Jesús se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá» Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará» Le respondió Marta: «Yo sé que resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.»" Palabra de Dios

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


QUINTO DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

Lectura bíblica: Ef 2, 1 – 6

"Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales vivisteis en otro tiempo según el proceder de este mundo, según el Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que actúa en los rebeldes… entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera… Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo —por gracia habéis sido salvados— y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús." Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


SEXTO DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

 Lectura bíblica: 1 Cor 15, 12 – 22

"Ahora bien, si se predica que Cristo a resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también nuestra fe. Y somos convictos de falsos testigos de Dios porque hemos atestiguado contra Dios que resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si es que los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; estáis todavía en vuestros pecados. Por tanto, también los que durmieron en Cristo perecieron. Si solamente para esta vida tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, ¡somos los más dignos de compasión de todos los hombres! ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de todos los que durmieron. Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo." Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


SÉPTIMO DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

 Lectura bíblica: Jn 5, 21 – 29

"Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad en verdad os digo: llega la hora (y ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estéis en los sepulcros oirán su voz 2y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio." Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


OCTAVO DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

Lectura bíblica: 2 Corintios 5, 1-5

"Nosotros somos como una casa terrenal, como una tienda de campaña no permanente; pero sabemos que si esta tienda se destruye, Dios nos tiene preparada en el cielo una casa eterna, que no ha sido hecha por manos humanas. Por eso suspiramos mientras vivimos en esta casa actual, pues quisiéramos mudarnos ya a nuestra casa celestial; así, aunque seamos despojados de este vestido, no quedaremos desnudos. Mientras vivimos en esta tienda suspiramos afligidos, pues no quisiéramos ser despojados, sino más bien ser revestidos de tal modo que lo mortal quede absorbido por la nueva vida. Y Dios es quien nos ha impulsado a esto, pues nos ha dado el Espíritu Santo como garantía de lo que hemos de recibir." Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.


NOVENO DÍA

ORACIONES INICIALES PARA CADA DÍA:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amen.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, me pesa de todo corazón el haber ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de llevar a la vida eterna. Amén.

Oh Adorable Corazón de Jesús, por los dolores que sufriste pendiendo en la cruz, por tus cinco llagas y tu costado herido, por lo latigazos recibidos y por tu preciosísima sangre derramada para nuestra salvación, te suplicamos que purifiques y redimas el alma de tu siervos y hermanos nuestros a quienes ya has llamado de este mundo.

Dales la vida eterna y concédeles el descanso eterno que solo obtenemos al estar a tu lado. Dales la eterna luz para que gocen en el cielo de la gloria de tus santos. Otórgales, Señor, tu divina protección.
Consuélanos a quienes sentimos su muerte y haz que llegue a nosotros siempre la resignación cristiana. Que aceptemos el estado de la muerte como un paso transitorio y obligado hacia la vida verdadera que se obtiene estando a tu lado.

Todo esto te lo pedimos por el purísimo Corazón de María, nuestra augusta Madre y por la intención de tu padre punitivo San José, quien compartió su vida con la Tuya y a quien luego despediste de este mundo terrenal. Amen

Señor y Dios nuestro, concede a nuestros hermanos difuntos el perdón de sus pecados y dales el descanso eterno. Amén.

Lectura bíblica: Ap 21, 2 – 7

"Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: «Esta es la morado de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él, Dios-con-ellos, será su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado. Entonces dijo el que está sentado en el trono: «Mira que hago un mundo nuevo.» Y añadió: «Escribe: Estás son palabras ciertas y verdaderas.» Me dijo también: «Hecho está, yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis. Está será la herencia del vencedor: yo seré Dios para él, y él será hijo para mí". Palabra de Dios.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA:

Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso, para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.

*Esta novena ha sido elaborada para orar por nuestros difuntos y puede ser adaptada para rezarla por una sola persona y en cualquier época del año. 

Alfredo Delgado Rangel.

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